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Cuidado con el correo, ¿hasta qué punto es seguro tu email?

Miguel Morales

hacker correo
Aún está por desarrollar la plataforma 100% resistente a pirateoMuchas veces, está en manos del usuario decidir el nivel de protección con el que contará su identidad virtualA veces el espionaje es tan inocuo que se perdona: Gmail admite que lee los correos para proporcionar información a Google Now

Los escándalos se suceden. Cuando no es Facebook el que manipula un tablón, la NSA está leyendo correos. Y cuando no es ninguno de estos, son cientos de hackers deseando hacerse con el control de tus cuentas, ya sea para conseguir dinero o por diversión. La identidad virtual es cómoda sí, pero viene con un precio: la seguridad

Para empezar, el correo. Siempre, a la hora de registrarnos, tenemos que rellenar incluso los campos absurdos. No poner pregunta de seguridad o no introducir una dirección de email secundaria puede significar no recuperar el acceso a nuestras cuentas si alguna vez se nos escapan de las manos. 

Por otra parte, los emails en si. Básicamente, el email, al ser enviado, atraviesa un sinnúmero de servidores, susceptibles de intromisión. Hay clientes que protegen como pueden de este tipo de intervenciones. Gmail, por ejemplo, realiza una encriptación SSL entre todos los mensajes que van de una cuenta a otra del correo de Google, aunque no lo hace si se envía a un dominio distinto.

Y es que pese a la seguridad que pudiésemos obtener de esta codificación, los seres humanos son los que programan el código, y las personas distan mucho de ser perfectas.

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Otra precaución recomendable es la de utilizar una contraseña fuerte. Hay un tipo de hackeo, conocido como "fuerza bruta", que consiste en probar una a una combinaciones de contraseñas indefinidamente. Si tu contraseña es una palabra simple como "perro" o "Fernando", el hackeo no les llevaría más de 20 minutos.

Si por el contrario utilizas todos esos trucos que se recomiendan y que parecen exigencias caprichosas de la página web, estaremos bastante más seguros. Para empezar, mezclar mayúscula y minúscula. Añadir números y, si es posible, caracteres especiales.  

En medida de lo posible, sería ideal utilizar contraseñas distintas para cada servicio, pero a veces esto da más problemas que soluciones. En este caso, lo dejamos a la elección del usuario

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