En el entorno digital en el que nos encontramos tenemos multitud de activos digitales de los que sólo nosotros tenemos conocimiento y que, en caso de nuestra muerte, nadie sabrá cuáles son, ni qué hacer con ellos ni cómo sacarles partido. Es por ello, que es responsabilidad del propio propietario de los mismos, saber comunicar su existencia y su posible uso en un futuro testamento.

El fenómeno Pokémon demuestra que, con el paso del tiempo, empezamos a crear una telaraña digital que puede estar valorada en términos económicos y, por lo tanto, al ser activos financieros, deben ser tratados como son, con responsabilidad.

Todos esos Pokémon que tenemos capturados o ese grandioso nivel de usuario en Pokémon GO tienen un valor, y no obstante en sitios como Craigslist o Facebook se están vendiendo cuentas (de forma ilegal) que alcanzan hasta los 100 dólares. Y es que, ¿acaso vas a dejar a su libre albedrío a tus Pokémon si te pasara algo?.

Pero dirigiéndonos a algo mucho más serio. Hoy día una persona cuenta con multitud de activos digitales que pueden ser de cierta importancia personal tales como colecciones, textos, fotografías, etc… pero también existen otros activos de valor económico, y en consecuencia legales, como nuestro monedero de Bitcoin, la cuenta de PayPal o una tienda online que sólo tú operas.

Ante esta realidad, la Sociedad de Confianza y Profesionales Inmobiliarios (STEP) ha lanzado unas pautas de actuación para que nuestros activos digitales no caigan en el olvido:

• Haz una lista con todos tus activos digitales para que tras tu muerte las personas cercanas tengan conocimiento de lo que posees y cómo encontrarlos.
• Nombra a alguien de confianza para que se haga cargo de estos activos digitales explicando bien cómo lidiar con ellos.
• Asegúrate de que todos tus activos sean accesibles a esa persona que hayas nombrado, facilitando el login y la contraseña pertinente para cada uno de ellos.
• También es fundamental que los responsables del servicio donde se alojan estos activos digitales (Paypal, hosting…) tengan constancia de que, tras tu muerte, deben cederlos a una persona en concreto.

[Fuente: Lexology]