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La explicación al sonido más molesto del mundo: la uña en la pizarra

Jakub Motyka

El molesto sonido de una uña sobre una pizarra

Que el sonido de una uña raspando una pizarra es uno de los más molestos del mundo no es algo que requiera confirmación científica. Todos lo hemos sufrido en nuestra espalda, y en los últimos años diferentes estudios han conseguido acercarse a la explicación de porqué nos molesta tanto este sonido.

En la revista Live Science se han propuesto recopilar los estudios más recientes sobre este tema, y han llegado a una conclusión muy interesante: el sonido de una uña -o una tiza- deslizándose por una pizarra llega a nuestros oídos a través de la misma frecuencia que el llanto de un bebé.

¿Y eso qué significa? Que estamos programados por genética para que nuestro organismo reaccione inmediatamente al escuchar cualquiera de estos dos sonidos. Lo que sientes en la piel es una reacción física del cuerpo, y en diferentes estudios han conseguido medirla a través de los datos de la conductividad eléctrica de la piel.

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El problema parece residir en que, debido a que tanto el llanto de un bebé como el sonido de una uña pasando por la pizarra viajan en una frecuencia similar, el oído no es capaz de diferenciar un sonido del otro. En ambos casos, la mente está programada para poner nuestro organismo en alerta ante lo que considera como una situación de estrés.

Los estudios han conseguido demostrar que el sonido de una uña raspando una pizarra viaja en una frecuencia de entre 2.000 y 5.000 Hercios; el sonido de un bebé llorando está entre los 1.000 y los 5.000 Hercios, pero suele concentrarse en los 3.500 Hercios. Los dos sonidos, por lo tanto, pueden llegar a coincidir en la misma frecuencia.

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En lo que se refiere a la reacción física que se produce cuando escuchamos este sonido, el misterio está todavía por resolver. Lo que se sabe es que la reacción de malestar se produce cuando la corteza auditiva (la región del cerebro que procesa el sonido) se comunica con la amígdala (la parte que procesa las emociones).

Pero, ¿por qué se da esta reacción física? "Parece que entra en juego un factor muy primitivo", comentó allá por el año 2012 un investigador de la Universidad de Newcastle.

"La razón de esta mayor sensibilidad en estas frecuencias todavía no se ha llegado a comprender", señaló, aunque sí confirmó que estos sonidos se mueven en la misma frecuencia que los gritos de una persona y los llantos de un bebé. Todo apunta, por lo tanto, a que la explicación a este misterio está en un pequeño desliz de nuestra sabia genética.

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[Más información: LiveScience]

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Etiquetas: estudios