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¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando bebemos alcohol?

alcohol cerebro
Para que sepas a lo que te expones en Nochevieja, la American Chemical Society ha publicado un vídeo que muestra los efectos de beber alcohol en el cerebro.  

La Nochevieja está a la vuelta de la esquina, y la fiesta de fin de año es uno de los eventos en los que más alcohol tomamos. Para que sepas a lo que te expones en este tipo de celebraciones y moderes tu consumo, la American Chemical Society ha publicado un vídeo en el que nos muestra los efectos de beber alcohol en el cerebro y explica cuáles son los motivos de que nos emborrachemos.

Todas las bebidas alcohólicas contienen una molécula que afecta al funcionamiento del cerebro y que es la responsable de la embriaguez: el etanol. Esta sustancia tiene un peso molecular muy bajo, lo que permite que atraviese la membrana del intestino delgado y la mucosa del estómago en un tiempo récord: solo hacen falta entre 30 y 90 minutos desde que consumimos alcohol para que alcancemos el máximo estado de embriaguez. 

Cuando el etanol entra a nuestro organismo, pasa al torrente sanguíneo y desde ahí llega al cerebro. Esta molécula tiene la capacidad de ralentizar el funcionamiento de nuestro cerebro debido a que se produce la unión con dos tipos de receptores: el ácido γ-aminobutírico (GABA) y el N-metil-D-aspartato (NMDA). 

Los neurotransmisores GABA inhiben nuestro comportamiento, y lo que sucede cuando se unen con el etanol es que el mensaje neural se hace más lento, permitiendo que nos sintamos más tranquilos y relajados. 

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Por otra parte, cuando las moléculas del alcohol se unen con los receptores NMDA nos sentimos más cansados y puede interferir con nuestra memoria. Por lo tanto, cuando mayor cantidad de etanol tengamos en el organismo, menos recordaremos, lo que puede ocasionar que se produzcan lagunas de memoria.

Paralelamente, cuando consumimos alcohol, el cerebro libera norepinefrina, adrenalina y cortisol, que son sustancias estimulantes que incrementan nuestra frecuencia cardíaca. Las vías respiratorias se abren y envían más oxígeno al cerebro, incrementando las sensaciones de los sentidos. También se produce dopamina, el neurotransmisor de la felicidad que nos hace sentir bien.

Alcohol

Además, el etanol se adhiere a las vías por las que el cerebro recibe la energía, afectando a los procesos del pensamiento y a nuestra capacidad de tomar decisiones. 

Pero el alcohol no solo afecta a nuestros procesos mentales, sino que también tiene consecuencias para el resto del organismo. Inhibe la hormona antidiurética, lo que nos obliga a orinar con mayor frecuencia y a consumir más líquidos para permanecer hidratados. El movimiento muscular también se ve afectado, haciéndonos más torpes y lentos, y puede interferir en la circulación, la respiración y la regulación de la temperatura corporal.

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Como has podido ver, una borrachera desencadena una bomba química en nuestro cerebro y afecta a muchas funciones de nuestro organismo, por lo que es recomendable que bebas con moderación. 

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