El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, no se ha mostrado completamente en contra de las técnicas de cifrado de datos y de la información. Sin embargo, y al igual que lo hizo el primer ministro británico David Cameron no hace mucho, Obama ha explicado que sí se muestra en contra de los métodos de cifrado que no puedan ser descifrados por las fuerzas de seguridad del estado y por las agencias secretas.

Evidentemente, las declaraciones han levantado ampollas. Es la primera vez que el presidente explica de manera clara y directa cuál es su postura acerca de un aspecto de la tecnología como es el cifrado de la información, que permite que nuestros dispositivos estén seguros y que garantizan que sólo nosotros tenemos acceso a nuestros datos.

Aunque para algunos la postura del presidente pueda ser comprensible, existe un potencial problema que reside en que si se deja una puerta trasera para que los servicios de inteligencia puedan acceder, entonces ésta puerta puede ser accedida por otras personas que logren derribar su seguridad.

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Así mismo, nada garantiza que el uso de la información cifrada a la que el gobierno accede sea siempre empleada con los mejores fines. Ya lo demostró, entre otros, Edward Snowden.

No es el único caso. En 2005 se interceptaron las llamadas del gobierno griego, pues Ericsonn, instada por Vodafone. Hackers aprovecharon la puerta trasera del cifrado para obtener acceso a toda la información de sus cuentas.

Como ha explicado el experto en seguridad Bruce Shneler, si se permite descifrar la información previamente cifrada, entonces los régimenes totalitarios pueden ejercer su control sobre las personas.

¿Logrará finalmente Obama su cometido o encontrará la oposición suficiente como para impedírselo? Pese a todo, siempre podrían surgir nuevas aplicaciones para el cifrado, que escapen de su control.