Acer Chromebook Spin 513, análisis y opinión

Acer, Lenovo y Asus son las compañías que, incluso por encima de la propia Google, están manteniendo vivos los Chromebooks. Son esos ordenadores que llegaron hace unos años con un sistema Android que quería que usáramos servicios en la nube y que, como siempre, quedaron por detrás de Windows 10.

Puede que no estuviéramos preparados en aquel entonces, pero ahora que las redes Wi-Fi y LTE están por doquier y que muchos tenemos servicios centralizados en la nube, estos Chromebooks tienen una segunda oportunidad.

Y, además, el mejor aliado puede ser una Qualcomm que pone el corazón de este Acer Chromebook Spin 513 que analizamos a continuación.

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Apartados del análisis del Acer Chromebook Spin 513:

• Diseño: portabilidad máxima y preparado para usarlo como quieras
• Pantalla: táctil y de calidad, aunque echo en falta algo más de brillo
• Rendimiento y autonomía: siempre preparado para la acción, como un móvil
• Teclado y touchpad: Acer lo clava en el teclado, pero el touchpad necesita un poco más de precisión
• Conclusión: ideal para movilidad y te sentirás como en casa si tienes un Android

Portabilidad máxima y preparado para usarlo como quieras

Vamos a empezar el análisis hablando del diseño, ya que no deja de ser algo importantísimo en prácticamente cualquier tipo de producto.

El Chromebook Spin 513 monta un cuerpo en el que vemos plástico, pero donde el aluminio abarca el mayor porcentaje del chasis. Esto otorga un tacto sedoso y que se siente muy premium. 

La verdad es que al principio choca tener estas sensaciones al saber que es un equipo que se vende por menos de 500 euros, pero lo cierto es que es algo muy bien recibido.

En el lateral derecho tenemos uno de los USB-C que podemos usar para cargar el equipo, el botón de encendido/bloqueo y el control del volumen. Sí, exactamente como en un móvil. Y es que, como iremos viendo, este portátil comparte bastante con un móvil normal y corriente.

En el lateral izquierdo tenemos el resto de puertos como el otro USB-C, el jack de auriculares o el USB-A. Creo que habría estado genial un lector microSD como encontramos en otros Chromebook de la compañía, pero en mi día a día no me he quedado corto en puertos. Además, agradezco que los dos USB-C estén separados.

Si damos la vuelta al equipo encontramos dos altavoces que no son demasiado potentes, así como unas patas de goma que anclan el equipo a la perfección en una mesa.

Algo que no encontramos son entradas y salidas de aire. No dejamos de estar ante un procesador de teléfono móvil que no se calienta tanto como para necesitar disipación activa y tenemos un caso similar al que vemos en los MacBook Air M1. 

La tapa y las bisagras se sienten de calidad, son sobrias y solo vemos el logo de Acer, también en metal, y el sello de 'Chromebook'. 

Estas bisagras permiten dar la vuelta a la pantalla para convertir el equipo en una especie de tablet, por lo que estamos ante un equipo convertible gracias a su pantalla táctil, pero también podemos dejar la pantalla en diferentes ángulos para ver películas sin tener el teclado de por medio.

Como digo, en diseño me parece un equipo redondo teniendo en cuenta que estamos pagando menos de 500 euros.

Pantalla táctil y de calidad, aunque echo en falta algo más de brillo

La pantalla está al nivel del diseño y tenemos un panel IPS de 13,3" con resolución de 1.920 x 1.080 píxeles que, la verdad, se porta genial tanto para trabajar como para ver contenido.

Es un panel que tiene unos marcos evidentes en los laterales, arriba y abajo y lo cierto es que me habría gustado que Acer fuera un poco más agresiva en este aspecto, pero tampoco se salen de la media y teniendo en cuenta el precio, son correctos.

Las bisagras son lo suficientemente fuertes como para mantener la inclinación de pantalla que deseemos y me parece que la experiencia es muy buena.

Los colores son vivos, los ángulos de visión son correctos para un panel IPS y la sensibilidad táctil también cumple. Leyendo textos, escribiendo y viendo series se porta genial, pero tengo que decir un par de cosas.

Una es preferencia personal, y es que no me parece que el formato ideal de un portátil que no está enfocado a videojuegos sea el de 16:9. Para productividad agradezco mucho más un 16:10 o un 3:2. 

En este portátil no salen bandas negras en contenido nativo (casi todas las series mainstream y vídeos de YouTube), pero para trabajar no me parece óptimo. Esto es preferencia personal, eso sí.

Lo que me gusta menos es el acabado brillante y el escaso brillo del panel. Entiendo que tenga que tener un cristal protector (que, además, es Gorilla Glass 3) debido a su naturaleza táctil, pero eso implica que en algunos entornos aparezcan brillos molestos muy fácilmente.

Y, además, como el brillo no acompaña, lo cierto es que hace que el problema sea más notorio. En un viaje en AVE con la luz algo complicada lo cierto es que me fue algo difícil trabajar. 

En la oficina y en casa es mucho más fácil esquivar este problema, pero en un equipo pensado para movilidad, echo en falta un brillo más 'todoterreno'.

Aun así, creo que el panel es de calidad y el sonido es el típico que encontramos en un portátil de este rango de precio. 

Tenemos dos altavoces en la parte inferior que no tienen demasiada potencia y que chirrían cuando subimos el volumen al máximo. Para un vídeo esporádico no están mal, cumplen, pero si queréis ver contenido y disfrutar de él, tendréis que conectar auriculares.

Siempre preparado para la acción, como un móvil

La pantalla, excepto el brillo, y el diseño me han gustado bastante, pero lo que de verdad me interesaba cuando cogí el equipo era el rendimiento con su chip ARM.

Hasta este año habíamos visto, sobre todo, Chromebook con chip Intel, pero ahora han llegado tanto el Spin 514 con Ryzen -análisis- como este con el Snapdragon 7c.

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Se trata de un SoC creado por Qualcomm con la Adreno 618 para crear equipos económicos, solventes, con potencia para el día a día, eficientes a nivel energético y que no nos desesperen con ralentizaciones.

Y sí, ChromeOS se lleva a la perfección con un chip ARM, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta la naturaleza del sistema operativo.

A nivel de potencia, como podéis ver por los resultados, estamos hablando de un equipo que se mediría con un móvil de gama media-baja. 

Sin embargo, como siempre os decimos, los números no lo son todo y la experiencia en el día a día es bastante buena. Tenemos un sistema que, como ya deberíais saber, es una especie de Android como en el que tenemos en el móvil (que se despierta rapidísimo del reposo), pero en un entorno de escritorio.

Tenemos un dock con aplicaciones, un cajón de aplicaciones, accesos e iconos que vemos en tablets/móviles Huawei, Samsung y Motorola cuando activamos el modo de escritorio... y todo lo que necesitamos para empezar a trabajar.

Las apps de Google están instaladas de inicio, pero siempre vais a poder bajar más aplicaciones desde la tienda de Google y mediante APK. No deja de ser Android y es un proceso bastante sencillo.

Con la última versión de ChromeOS, el sistema es extremadamente estable y cuenta con integración con mi móvil Pixel -análisis del Pixel 4a-, por lo que puedo ver las notificaciones y el estado del mismo, así como controlar algunos ajustes, desde el propio ordenador sin tener que coger el móvil cada dos por tres.

Y me parece que el rendimiento en ofimática es muy bueno, pero hay algo que no me explico: la elección de una memoria eMMC.

Exportar archivos pesados y abrir algunas apps es una tarea algo pesada para una memoria que tiene una ínfima velocidad de lectura y escritura. Esta primera generación de Snapdragon 7c tiene memorias UFS 2.1 o eMMC y Acer ha optado por la más lenta.

Y además de ser un almacenamiento lento, solo tenemos 64 GB que no podemos ampliar mediante microSD. 

Creo que el almacenamiento tanto por velocidad como por capacidad es algo que hay que renovar de cara a futuros equipos. Y, puestos a añadir, me habría encantado un lector biométrico, aunque parece que más pronto que tarde llegará el reconocimiento facial 2D.

En cuanto a la autonomía, tenemos una ‘pila’ de 4.670 mAh que, según Acer, da para una autonomía de 14 horas. 

En nuestras pruebas hemos tenido 13 horas de reproducción de vídeo con el brillo del panel al 50% y Wi-Fi, que no está nada mal.

Trabajando he logrado rozar las 9 horas con diferentes apps abiertas (Slack, Analytics, Gmail y Spotify, además de Chrome con varias pestañas), por lo que creo que cumple de sobra en un entorno tanto profesional como educativo.

La carga es otro cantar, ya que tenemos un adaptador de 45 W que permite cargar el 50% de la batería en unos 50 minutos y que hasta el 100% nos lleva prácticamente dos horas y media.

Acer lo clava en el teclado, pero el touchpad necesita un poco más de precisión

Soy un amante de los teclados y es un apartado que considero fundamental. Ya sea para trabajar como para jugar, vas a pasar muchas, muchísimas horas tecleando y necesitamos algo que sea preciso y, sobre todo, cómodo.

Acer lleva tiempo haciendo las cosas muy bien en sus portátiles y aquí no estamos ante una excepción. Se trata de un teclado muy “a lo MacBook” con teclas cuadraditas y con un recorrido corto que, sin embargo, ofrecen una uy buena respuesta tátcil y un sonido agradable.

Las sensaciones son muy buenas, pero vais a tener que acostumbraros a la distribución de las teclas de función y a que no tenemos la ‘eñe’ serigrafiada en los keycap. Por lo demás, me parece un muy buen teclado para… bueno, para eso, para escribir durante horas. Y sí, es retroiluminado.

El touchpad es otro cantar. El tamaño es el adecuado, pero lo cierto es que la precisión no me ha parecido su punto fuerte. 

Tiene una aceleración que no he conseguido quitar y la precisión, como digo, no es su punto fuerte, habiendo optado más de una vez por ir con el dedo a tocar el punto de la pantalla que necesitaba.

Esto es un punto que hay que mejorar, definitivamente, de cara a nuevas generaciones.

Ideal para movilidad y te sentirás como en casa si tienes un Android

Aunque tiene sus compromisos, como una pantalla poco brillante, no tener puerto de microSD o contar con una potencia que a muchos os puede decepcionar, sobre todo si pensáis jugar a juegos de la Play Store, creo que este Chromebook es uno de los mejores portátiles para trabajar o para la vuelta a los estudios.

Su chip de Qualcomm, como digo, no es el más potente, pero es una bestia en eficiencia energética y, además, permite tener el equipo siempre disponible en cuanto abrimos la tapa. 

No hay esperas, no se calienta, no hay ventiladores sonando y funciona igual que una tablet, pero con la ventaja de tener teclado y touchpad.

Además, el sistema está muy bien diseñado para la movilidad siempre que haya una conexión a internet disponible. Las aplicaciones responden muy bien y si trabajáis con la suite de Google como Docs, Gmail, Drive y Chrome, es una absoluta maravilla.

Acer Chromebook Spin 513

El Spin 513 de Acer es un Chromebook potente gracias a su procesador Snapdragon 7c que siempre está listo para la acción gracias a un sistema muy estable y rápido como es ChromeOS.

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Los materiales son buenos, es un equipo muy ligero y si queréis un sistema fácil, amigable y un equipo con batería para el día a día, es una muy buena opción… siempre que tengáis en cuenta que no vais a tener la flexibilidad que ofrece un portátil con Windows. 

Y bueno, de momento tenemos un equipo con Snapdragon de Qualcomm, pero parece que pronto veremos esos Tensor del Google Pixel 6 en otros equipos como tablets y Chromebooks.