Oppo Reno 8 Pro, análisis y opinión

Parece mentira que ya haya pasado un año. Agosto ha sido un mes bastante movido terminando con Gamescom y septiembre, como siempre, comienza con una IFA que, aunque ha estado algo descafeinada, nos ha dejado varias cositas interesantes al final.

Hay fabricantes que aprovechan las ferias para presentar sus terminales, pero otros tienen sus eventos en paralelo y Oppo ha sido una de ellas, presentando su nueva generación de los Reno.

Llevo una semana con su nueva apuesta, un Oppo Reno 8 Pro que analizo a continuación y que rompe un poco con el ambicioso Reno 6 Pro del año pasado. Ojo, tiene cositas mejores y otras peores, y todo eso lo vamos a ver a continuación.

Apartados del análisis del Oppo Reno8 Pro:

• Diseño: materiales premium y un módulo de cámaras que acapara miradas (y huellas)
• Pantalla: aprovecha al máximo el frontal con un panel que cumple lo esperado
• Rendimiento: siguen las buenas noticias con los MediaTek con un ColorOS eléctrico
• Autonomía: 4.500 mAh que se pueden quedar cortos, pero con una carga impresionante
• Cámaras: Oppo sigue apostando por el IMX 766 acompañado de dos cámaras muy regulares
• Conclusión: un móvil redondito a un precio que puede pasar factura

Materiales premium y un módulo de cámaras que acapara miradas (y huellas)

Vamos a empezar por algo que llama la atención en cuanto lo coges por primera vez. Y es que, el Reno 8 Pro es un móvil bastante curioso. Si estás puesto en la actualidad tecnológica, ya sabrás que el nuevo iPhone 14 tiene unas cámaras más grandes y se han hecho memes sobre ello con módulos ridículamente desproporcionados.

El Reno 8 Pro cuenta con un módulo realmente grande, de los más grandes que hemos visto en un teléfono junto a otros mastodontes como el del Xiaomi 11 Ultra, pero lo cierto es que no es un módulo que me disguste porque agradezco las líneas de diseño de la compañía china.

Con el Oppo Find X3 empezaron con una línea de diseño muy clara que consistía en fundir la trasera con el módulo de cámara. Eso es algo que vimos en móviles posteriores, como el X5 Pro y, ahora, llega a la familia Reno que, hasta ahora, tenía un módulo más convencional.

En esta generación, tanto el cristal de la trasera como el aluminio del marco superior y derecho se funden con este módulo de cámaras que sobresale bastante, sí, pero que absorbe lo que sobresalen las lentes de las propias cámaras. 

Esto es algo que se ve mejor en fotos/vídeo que en una descripción, pero me gusta que no haya dos o tres alturas en el módulo de cámaras, como ocurre en prácticamente todos los teléfonos.

Por otro lado, la trasera en este color verde me encanta, ya que es un tono que me gusta mucho, pero debes saber que las huellas se quedan marcadas enseguida y que es un cristal plano, sin curvita en los laterales.

La curva, bastante angulada, la encontramos en el aluminio, que funde de esa forma el perímetro de la trasera, los laterales y el perímetro delantero y que queda superbien a la vista, pero no tanto al tacto.

No es un móvil que me parezca incómodo en la mano, pero es cierto que habría preferido otra solución, como un cristal que se curvara en la trasera para que fuera más ergonómico. También te digo, se nota que Oppo ha intentado hacer algo distinto y eso es para aplaudir.

Como es habitual en Oppo, el botón de bloqueo y los de volumen están en lados opuestos y caen muy bien en la mano, ninguna queja en este sentido, pero creo que, por 800 euros, se deberían haber estirado algo más en la certificación de resistencia.

Y es que, es IP54 para “polvo moderado y salpicaduras” y, por ese precio, creo que debería ser una protección mayor. En el frontal vemos el viejo conocido Gorilla Glass 5.

Aprovecha al máximo el frontal con un panel que cumple lo esperado

Como digo, el diseño me gusta, pero al final creo que el mejor punto de este modelo, o uno de los mejores, es la pantalla.

Monta un panel AMOLED que sube claramente de nivel respecto al modelo del año pasado y tenemos resolución FullHD+ de 2.412 píxeles, un mayor tamaño al pasar de las 6,55” a las 6,7”, que para ver contenido está genial, y al tener un refresco de 120 Hz.

Este refresco no es LTPO como sí vemos en el realme GT 2 Pro, que salió prácticamente al mismo precio que este Reno 8 Pro, pero lo he tenido activado durante la semana y la verdad es que la experiencia ha sido muy buena en todo momento, algo que también es gracias al sistema.

Hablando de sistema, tenemos varios modos de calibración de color y todos son algo saturados, pero la verdad es que para ver contenido es un móvil que se porta muy bien gracias tanto a la calidad del panel como del sonido.

Tenemos audio estéreo y el inferior es claramente más potente que el superior, que aprovecha el auricular de llamadas, haciendo que el resultado sea un sonido algo enlatado con el volumen al máximo, pero suficiente y correcto con el volumen a un 80%.

El brillo, oficialmente, ha subido un poco respecto al modelo del año pasado, pero como siempre, lo hemos medido para ver la media y tenemos 824,6 luxes con una desviación de 19 luxes. Te puedo decir que se ve perfecta en cualquier situación y el sensor de brillo automático no me ha dado problemas.

Aunque hay algo que no he llegado a entender. Y es que, no en todos, pero en algunos vídeos, HDR, tiene un parpadeo, como si la pantalla no encontrara el ajuste de brillo automático ideal para ese vídeo o situación lumínica. 

No me ha pasado siempre y depende mucho del ambiente, pero me ha llamado la atención porque es culpa del ajuste automático de brillo, ya que si lo pones en manual... no pasa.

Y algo que me encanta es que Oppo ha aprovechado los marcos de forma espectacular. El año pasado teníamos una pantalla con laterales curvados que no es que me entusiasmaran, pero que daban un aspecto muy premium.

Ahora tenemos un panel totalmente plano con unos marcos laterales minúsculos, pero que también se estira arriba y abajo para aprovechar las cuatro esquinas como muy poquitos móviles han logrado hacer hasta ahora.

La guinda habría sido un sensor de huellas algo mejor ubicado. Es un sensor óptico que funciona a una velocidad correcta, pero que está muy pegado al marco inferior. Si lo hubieran colocado algo más centrado, habría sido más cómodo, pero bueno.

Siguen las buenas noticias con los MediaTek con un ColorOS eléctrico

La industria de los móviles está en un momento complicado. Bueno, realmente hay muchos sectores en posiciones complejas debido a factores como la salida del COVID, pero la llegada de una guerra y la perenne crisis de los semiconductores y, al final, son dos desastres que han golpeado fuertemente.

Eso provoca que estemos viendo móviles en 2022 menos potentes, en ciertas gamas, que los equivalentes del año anterior, pero más caros. Aquí tenemos el MediaTek Dimensity 8100 Max, un SoC fabricado en 5 nanómetros que no está mal, pero que a 800 euros puede quedarse un poco corto.

La GPU es la Mali G610 MC6 y el procesador es un 8 núcleos con cuatro de ellos a 2,85 GHz y otros cuatro a 2 GHz.

A nivel de test de rendimiento es un procesador que está realmente bien, pero tanto en GPU como en CPU vemos que está más cerca de un Snapdragon 888… que de un Snapdragon 8 Gen 1 que hemos visto en móviles como el Xiaomi 12 o el realme GT 2 Pro, que salieron más o menos al mismo precio.

Sinceramente, para el usuario medio esto no tendrá demasiada importancia porque el móvil va bien, y esto es importante, ya que ColorOS se mueve muy fluido y va sobre Android 12, totalmente actualizado y, evidentemente, con servicios de Google.

Es un móvil bastante eléctrico que, en el día a día, me ha encantado y, además, tienes un montón de opciones de personalización si quieres profundizar más en este aspecto del sistema. Animaciones, iconos, funciones y, bueno, pues eso, un montón de cosas.

Me ha gustado el rendimiento sostenido de este SoC y la gestión de temperatura también creo que es buena, pero hay dos puntos que hay que señalar. El primero es que si lo cargas mientras juegas, el móvil se calienta una barbaridad.

Esto es así prácticamente en todos los móviles, pero como los marcos de este son de aluminio, el calor es intenso. Mucho.

Por otro lado, no es un SoC pensado para disfrutar al máximo nivel de videojuegos y títulos como Genshin Impact, Tower of Fantasy o Diablo Immortal no van fluidos cuando subimos los parámetros gráficos.

No es que haya estrangulamiento térmico, es que, simplemente, el SoC (la GPU sobre todo) no puede con ellos. Estos juegos en nivel medio se siguen viendo muy bien y jugarás mejor gracias a una tasa más estable.

4.500 mAh que se pueden quedar cortos, pero con una carga impresionante

Y la buena gestión de energía por parte del procesador se nota en el día a día, en la autonomía. Tenemos 4.500 mAh, una capacidad que se aleja de los 5.000 que ya estamos viendo en muchos terminales, pero que “casa” con el grosor del móvil.

En mi día a día he tenido unas 6:30 horas como máximo con días que me quedaba más cerca de las 5 horas de pantalla y otros, los más relajados, llegando casi a esas seis horas y media. 

Al final, la pantalla es grande y tiene un alto nivel de brillo, lo que unido a los 120 Hz… pues haced matemáticas.

Como siempre, va a depender de lo que hagas, pero lo bueno es que puedes confiar en la carga que vas a tener con el cargador incluido. Tiene una potencia de 80 W y vas a poder cargar el 50% en 15 minutos y el 100% en 39 minutos.

Oppo sigue apostando por el IMX 766 acompañado de dos cámaras muy regulares

Lo cierto es que el Oppo Reno 8 Pro me parece un móvil bastante equilibrado en sus características técnicas y muchos queréis eso, pero también hay usuarios que, cuando pagan 800 euros, no quieren renunciar al mejor apartado fotográfico posible.

El año pasado tuvimos un muy buen principal, un muy buen gran angular y un telefoto, pero este año, no sé por qué, Oppo ha decidido dar una vuelta a la estrategia conservando, únicamente, el sensor principal, pero sin estabilización óptica.

Se trata del IMX 766 de Sony, un sensor que nos encanta y que tiene un buen procesado. En esta generación tenemos MariSilicon, el SoC desarrollado por Oppo del que ya te hablamos largo y tendido en los análisis del Oppo X5 y que, básicamente, se dedica a liberar al procesador de la carga de procesar la fotografía y vídeo.

Eso está genial, de verdad, y de noche me gusta bastante el resultado de este Reno 8 Pro porque considero que los resultados son muy naturales, pero tarda un pelín de más en sacar la foto en cualquier situación.

Y no tenemos vídeo a 4K60, que entendería que fuera una limitación del SoC de MediaTek (oficialmente podría capturar 4K60 este procesador), pero no de un chip fabricado específicamente para móviles de gama alta de Oppo.

Pero bueno, como digo, me gustan los resultados con la cámara principal y creo que cualquier usuario estará contento con lo que va a poder capturar en prácticamente cualquier situación.

El desenfoque de fondo natural es bastante bonito, respeta muy bien las texturas, no creo que se añada un exceso de nitidez artificial y, al final, es bastante todoterreno.

Si pasamos al gran angular, la cosa cambia y tenemos un gran angular bastante típico de 8 megapíxeles con un tamaño de sensor bastante pequeño (solo 1/4”) y cuyos resultados tienen una ciencia de color distinta a la del principal.

Además, tenemos poca definición de la imagen y unas texturas que no son las ideales, y esto no se nota cuando ampliamos mucho la imagen, sino desde que la vemos en la galería y nos damos cuenta de que algo no anda bien.

El macro de 2 megapíxeles es el típico que tienen todos los móviles desde la gama de entrada y que no aporta demasiado. Son resultados que no invitan a invertir tiempo en usar este modo y se podría haber solucionado de una mejor forma, como por ejemplo usando el gran angular del mismo modo que el Honor 70.

En el frontal tenemos un sensor de 32 megapíxeles que, este sí, me parece que ofrece unos buenos resultados, pero siempre que la luz acompañe, y en vídeo tenemos 4K30 como máximo con una buena estabilización digital.

De hecho, este sistema EIS funciona bastante bien y me parece un buen sistema de vídeo, la verdad, pero al final volvemos al precio y, por 800 euros, creo que deberíamos tener 4K60. Eso sí, de noche y en condiciones complicadas, creo que la imagen está a un muy buen nivel. En esto, punto para MariSilicon.

Un móvil redondito a un precio que puede pasar factura

Llegamos al final del análisis del Oppo Reno 8 Pro y lo cierto es que es un texto complicado. Excepto por las cámaras, no es un móvil al que haya encontrado defectos lo suficientemente gordos como para no poder recomendarlo.

Esto es subjetivo, pero me encanta el diseño pese a lo marcadas que se quedan las huellas. Los laterales de aluminio son un puntazo y la trasera de cristal en este color verde es preciosa. La pantalla es el punto más fuerte, sin duda, tanto por la calidad como por el aprovechamiento del frontal y el rendimiento no está nada mal.

ColorOS va superfluído y el Dimensity 8100 Max se porta muy bien tanto en la gestión energética como en la temperatura, siendo un SoC que te va a permitir jugar a los juegos más exigentes sin sufrir estrangulamiento térmico (a no ser que los pongas en ultra, donde directamente no llega a ofrecer una tasa de frames correcta).

Sin embargo, tiene un apartado fotográfico que está lejos de lo visto en el modelo del año pasado.  El principal sí, es el mismo IMX 766, pero sin estabilización óptica. Se queda fuera el telefoto, el gran angular es peor y la grabación de vídeo no llega a 4K 60.

Oppo Reno 8 Pro

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Sin embargo, más allá de esto, hay que tener en cuenta que el precio del Oppo Reno 6 Pro es sustancialmente menor que el de esta nueva generación, así que te va a tocar decidir si primas pantalla, más potencia y mejor carga rápida y apuestas por el 8 Pro… o si te tira más el precio y el apartado fotográfico y te vas a por el 6 Pro.

Hagas lo que hagas, la verdad, vas a acertar, pero creo que Oppo ha estado algo tacaña en cámaras esta generación y si quieres mejor apartado fotográfico, aunque el nuevo tenga el MariSilicon, optaría por la generación del año pasado.