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Paneles solares en el espacio para solucionar la crisis energética mundial

Paneles solares en el Espacio

¿Te imaginas que tu próximo panel solar no va colocado en tu tejado sino a 11 km sobre tu cabeza? La última día para conseguir energía limpia y sin fin es poner placas solares en el espacio, donde nunca se pone el sol.

La energía solar fotovoltaica terrestre ha avanzado enormemente en los últimos años, y en Oriente Próximo se han instalado los sistemas más baratos y grandes del mundo. Junto con las turbinas eólicas, se ha convertido en el caballo de batalla de la nueva economía de energía baja en emisiones.

Pero incluso en las mejores ubicaciones, el factor de capacidad de la energía solar -la relación entre la producción anual y la generación instantánea máxima- es solo del 20 %. Las nubes, el polvo, la niebla y la noche son enemigos directos de la energía solar.

Hay soluciones parciales: utilizar la energía solar diurna para cargar baterías o generar hidrógeno para su almacenamiento, o conectar distintas zonas horarias y latitudes con cables de alta tensión de miles de kilómetros de longitud. Pero esto tiene sus claras limitaciones.

Así que lo que han pensado es crear una opción extraterrestre que consiste en colocar un enorme sistema de espejos y paneles solares en órbita terrestre geosincrónica, donde el sol es visible casi todo el tiempo.

La electricidad generada se convierte en ondas de radio de alta frecuencia y se transmite a una estación terrestre que las convierte de nuevo en electricidad. Suena a locura, pero es un proyecto real. El conjunto puede redirigirse fácilmente, por lo que podría servir a varios receptores muy espaciados, cambiando de uno a otro cuando cae la noche o aumenta la demanda.

Placa solar en el Espacio

Paneles solares en el espacio: una opción que cada vez tiene más socios

Según un informe del gobierno británico, la energía solar espacial es técnicamente viable y asequible. Su viabilidad potencial se ha disparado gracias a dos grandes avances recientes: la drástica caída del coste de los paneles solares, hasta el punto de ser la fuente terrestre de electrones más barata, y el coste decreciente de los lanzamientos espaciales.

En 2014, poner material en órbita costaba unos 10.000 dólares por kilogramo, y los paneles fotovoltaicos salían a unos 70 céntimos el vatio. Ahora, SpaceX ofrece lanzamientos a poco más de 1.000 dólares por kilogramo, y los paneles fotovoltaicos cuestan unos 20 céntimos por vatio.

Para 2035, la compañía Space Solar espera tener un sistema operativo a gran escala de 2 gigavatios. A modo de comparación, es el mismo tamaño que la central de al-Dhafra, en construcción en Abu Dhabi, que será la mayor del mundo, y generaría tanto como un gran reactor nuclear.

El informe del Gobierno sugiere, con más cautela, 2040 como fecha de inicio y, con hipótesis conservadoras, calcula un coste de la electricidad de unos 6 céntimos de dólar por kilovatio-hora. 

Esta cifra es significativamente inferior a la de las nuevas centrales nucleares, el hidrógeno o el gas natural con captura de carbono, los otros principales contendientes para una electricidad continua y baja en carbono. Sea como fuere, parece que es verdad que vamos a instalar paneles solares en el espacio.

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