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¿Cómo afectan los Hz a la hora de comprar un monitor para jugar?

¿Cómo afectan los Hz a la hora de comprar un monitor para jugar?

Los gamers de PC dedican mucho tiempo (y dinero) a elegir componentes de su hardware para jugar, como la CPU o la tarjeta gráfica, que son los que van a marcar la calidad gráfica y el rendimiento de los juegos.

Pero para que esos juegos se vean bien, también hay que elegir con cuidado el monitor gaming adecuado.

Cuando compramos un televisor para ver películas nos fijamos en características como la resolución, el tamaño del panel, la calidad de imagen, si tiene o no HDR, etc. En videojuegos esto también es importante, pero hay otro aspecto vital: el refresco de pantalla. Es decir, los Hz que soporta el monitor, y cómo los maneja. ¿Cómo afectan los Hz a la hora de comprar un monitor?

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La importancia de la tasa de refresco

Es curioso descubrir como la mayor parte del ocio que disfrutamos en la vida moderna (los videojuegos, el cine, la televisión, los smartphones), es posible gracias a las limitaciones del ojo humano. Entender cómo funcionan los Hz es clave para elegir un monitor para jugar que se ajuste a lo que necesitamos.

Las imágenes en movimiento que vemos en una pantalla son, sencillamente, imágenes estáticas que cambian muy rápido, varias veces por segundo. El ojo humano no es capaz de apreciar el cambio de una imagen estática a otra, y por eso tenemos la sensación de que la imagen se mueve de forma fluida. Si grabamos la pantalla a cámara superlenta, podemos ver cómo se suceden las imágenes estáticas, de arriba abajo:

Así funciona tu televisor: desde la tele de tubo hasta OLED

Y de izquierda a derecha:

Así funciona tu televisor: desde la tele de tubo hasta OLED

Hace décadas, cuando se crearon los primeros televisores, los expertos calcularon que para que el ojo humano perciba sensación de movimiento, las imágenes estáticas tienen que cambiar 24 veces por segundo. Es lo que se conoce como tasa de refresco, medida en Hz. Si la tasa de refresco de una tele o un monitor es de 24 Hz, genera 24 imágenes cada segundo, que en videojuegos se llama fps (frames por segundo). Es decir, 24 fps. Son formas diferentes de llamar a la misma cosa, el número de imágenes que se manejan cada segundo.

Durante años, los televisores han utilizado el estándar PAL (Europa) a 25 Hz, y el estándar NTSC a 30 Hz. Esta tasa de refresco funciona bien con películas o programas de televisión, pero es un poco justa para los videojuegos. Se puede jugar a 25 o 30 fps, muchos juegos funcionan así hoy en día, pero se notan saltos en la imagen, y la jugabilidad no es muy fluida. Por eso, ya desde los tiempos de las primeras consolas, los juegos funcionaban al doble del estándar televisivo: 50 Hz en PAL (Europa) y 60 Hz en NTSC (Estados Unidos). Y esa es la vara de medir que se ha usado hasta nuestros días.

En las consolas modernas, PS4, Xbox One, o Nintendo Switch, los juegos funcionan a 60 Hz, y para que los movimientos sean suaves, los gráficos tienen que generarse a 60 fps, igualando la tasa de refresco de la tele.

Por tanto, si vas a comprar una tele o un monitor para conectar una consola, es suficiente con una tasa de refresco de 60 Hz.

Pero en los ordenadores para gaming, es un poco más complicado que eso.

Así funciona un televisor: desde la tele de tubo (1934) hasta el OLED (2018)

Más allá de los 60 Hz

Los ordenadores para jugar tienen una potencia enorme, superior a las consolas. Desde hace muchos años, los procesadores y tarjetas gráficas de PC pueden ejecutar juegos a una velocidad mayor que los 60 fps que exigen las consolas. Cualquier PC para gaming puede generar 100, 120, 200 fps en muchos juegos, según la calidad gráfica que tengan.

Por esa razón comenzaron a comercializarse monitores con una tasa de refresco de 100, 120, e incluso 144 Hz.

¿Por qué jugar a 144 Hz si con 60 Hz parece suficiente para que los movimientos sean fluidos? Además hay que tener en cuenta que el juego va a tener que generar 144 fps para sincronizarse con el monitor, lo que exige un PC muy potente, o juegos que no sean muy exigentes a nivel gráfico.

La razón es que jugar con más fps permite una reacción más rápida del jugador en juegos en donde cada décima de segundo cuenta, como los shooters, los MOBA, y otros títulos asociados a los eSports, que no tienen una calidad gráfica deslumbrante, pero sí exigen el máximo rendimiento del PC y todos los reflejos del gamer.

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Si te gustan los juegos competitivos online y juegas mucho a shooters tipo PUBG, Fornite o Counter Strike, juegos de estrategia en tiempo real tipo DotA 2, League of Legends, etc., te conviene comprar un monitor con una tasa de refresco de 120 o 144 Hz.

Pero ten en cuenta que para aprovechar esa velocidad de refresco de pantalla el PC tiene que generar los mismos cuadros por segundos, es decir 120 o 144 fps, sino la imagen no se verá fluida, se notarán saltos, tirones y tearing. Así que necesitas un ordenador potente para sacar partido a esa tasa de refresco. No compres un monitor a 144 Hz si tu PC no es de gama media /alta.

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La tasa de refresco variable

Los monitores clásicos, como las teles, funcionan con una tasa de refresco fija. Puedes cambiar a 60, 100, 120 Hz según sus características, pero solo funcionan a una tasa, y cambiar de una a otra puede tardar varios segundos (además la pantalla se pone negra).

Con juego no muy exigentes gráficamente, es posiblemente mantener una tasa fija de fps durante todo el juego, aunque haya muchos enemigos en pantalla o visitemos escenarios muy sobrecargados. Pero con juegos muy potentes a nivel gráfico como Assassin's Creed Origins, Kingdom Come Deliverance, The Witcher 3 y otros, tienen tanta calidad gráfica que se necesita un PC de la NASA para que funcionen a 120 o 144 fps, especialmente si juegas a resolución 4K.

¿Cómo afectan los Hz a la hora de comprar un monitor para jugar?

Por otro lado, debido a esta exigencia gráfica muchos juegos generan las imágenes a una velocidad variable. Incluso aunque sincronices el juego con el monitor (tanto el juego como el monitor usan la misma tasa de imágenes por segundo), lo que se conoce como activar V-Sync, verás la imagen suave, si, pero también notarás pequeños saltos, y atascos, lo que se conoce como stuttering

Para superar este problema de los juegos modernos NVIDIA ha creado G-Sync, una tecnología que permite usar una tasa de refresco variable en un monitor. Se trata de un chip que va insertado en el monitor. Se comunica directamente con la tarjeta gráfica para leer los fps que genera el juego, en tiempo real, y ajusta los Hz del monitor a la velocidad variable del juego. Con esto se consigue que la imagen siempre sea estable, aunque el juego funcione un rato a 55 fps, otro a 65 fps, etc. En este vídeo puedes ver cómo funciona:

NVIDIA G-Sync elimina por completo todos los problemas de sincronización de imagen, sin importar los fps que genere el juego. Pero es una tecnologia propia de NVIDIA, así que solo es compatible con los ordenadores que tienen tarjetas gráficas NVIDIA. Y puesto que requiere que el monitor incluya un chip y circuitería específica, el precio de un monitor G-Sync sube 100 o 150€.

¿Y que ocurre si tienes una tarjeta AMD Radeon? La tecnología equivalente de AMD se llama FreeSync. Funciona básicamente igual, ajustando la tasa de refresco del monitor según los fps que genere el juego. El año pasado estrenó una versión mejorada llamada FreeSync 2, con soporte de gamut de color extendido y HDR, entre otras mejoras.

También necesita hardware específico en el monitor, pero al contrario que G-sync se puede usar gratuitamente, es un formato abierto. Microsoft ha anunciado que Xbox One S y X serán compatible con FreeSync, convirtiéndose en la primera consola que va más allá de los 60 Hz.

Tanto G-Sync como FreeSync aportan mejoras adicionales, como la reducción del input lag.

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¿Qué se necesita para usar estas tecnologías? En primer lugar, una tarjeta NVIDIA GeForce compatible con G-Sync, o una tarjeta AMD Radeon compatible con FreeSync o FreeSync 2. Casi todas las fabricadas en los últimos tres años lo son, pero comprueba las especificaciones de tu tarjeta para asegurarte.

A continuación tienes que comprar un monitor que sea compatible con tu tecnología (G-Sync o FreeSync). Hay monitores que no soportan ninguna, otros usan una u otra, y algunas marcas venden un mismo modelo con G-Sync o con FreeSync (ojo, por separado, ningún monitor incluye las dos). De nuevo, consulta la especificaciones del monitor, o los siguientes enlaces:

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Ten en cuenta que aunque tengas un monitor G-Sync puedes usarlo sin problemas con una tarjeta AMD, y lo mismo con un monitor FreeSync y una tarjeta NVIDIA. Pero no aprovecharás la tasa de refresco variable, tendrás que usar la fija.

Hemos visto cómo afectan los Hz a la hora de comprar un monitor para jugar. Es un factor crítico, pero también hay que considerar otras características: resolución, tipo de panel, latencia, input lag, tamaño de pantalla, etc.

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