El voto nulo se refiere a aquel que no puede ser contabilizado debido a que va en contra de las leyes o no cumple con los requisitos establecidos. En España, la Ley Orgánica 5/1985, del Régimen Electoral General, enumera los distintos tipos de votos.

Estos incluyen el uso de sobres o papeletas diferentes al modelo oficial, así como la presencia de más de una papeleta en un sobre. 

También se consideran nulos los votos que presenten alteraciones en los nombres de los candidatos o en el orden de colocación. En el caso de las elecciones al Senado, los votos con más de tres nombres marcados también se consideran nulos.

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Sin embargo, no se considera voto nulo aquel sobre que no contiene ninguna papeleta, así como las papeletas que no indican a favor de ningún candidato en las elecciones al Senado. Además, las marcas o cruces al lado de los candidatos no se consideran nulas, a menos que se altere la configuración de la papeleta o se exprese un reproche hacia algún candidato o partido.

La nulidad del voto es decidida únicamente por las mesas electorales, compuestas por un presidente y dos vocales. Estos votos deben conservarse, ya que pueden ser utilizados en caso de reclamaciones o recursos.

Diferencias entre voto nulo, en blanco y abstención

El voto nulo se emplea principalmente como forma de protesta, expresando disgusto hacia la clase política, el sistema electoral o circunstancias específicas. A diferencia del voto en blanco, el voto nulo no beneficia ni perjudica a ningún partido político. Al ser declarado inválido, no se tiene en cuenta en el recuento final de votos y no afecta al resultado electoral.

En contraste, el voto en blanco se realiza al introducir una papeleta en un sobre vacío, respaldar a una candidatura legalmente retirada o no marcar el nombre de ningún candidato en ciertos casos. 

A diferencia del voto nulo, el voto en blanco es válido y tiene influencia en el reparto de escaños, pudiendo perjudicar a partidos más pequeños debido al sistema D’Hondt para la distribución de los escaños que se utiliza en España.

Por lo que si quieres expresar tu malestar con los grandes partidos políticos, el voto en blanco no es la mejor opción, ya que beneficia a los partidos más votados, debilitando a las formaciones minoritarias,

Por otro lado, la abstención simplemente implica la decisión de no votar por parte de aquellos electores que tienen derecho a hacerlo, sin tener ningún impacto en la distribución de escaños, ni favoreciendo ni perjudicando a ningún partido.