El chaleco antibalas del futuro está hecho de proteínas
El futuro puede ser más seguro si ponemos empeño en él, tal y como han comprobado unos científicos ingleses con el desarrollo de un chaleco creado a partir de la talina, una proteína que está presente en todos nosotros. Concretamente en nuestras células.
Investigadores de la Universidad de Kent han desarrollado una familia de materiales sintéticos basados en proteínas que pueden resistir impactos supersónicos y que, algún día, se utilizarán en aplicaciones militar y espacial: chaleco antibalas y trajes de astronauta.
La creación de este material utiliza las propiedades únicas de una proteína como punto de partida. El equipo universitario se ha centrado en las capacidades naturales de absorción de impactos de una proteína llamada talina, y la ha utilizado para crear una familia de materiales de hidrogel llamados TSAM (Talin Shock Absorbing Materials).
En las pruebas, el novedoso material del equipo demostró ser capaz de absorber impactos de proyectiles que viajan a 1,5 km por segundo. Esto supone entrar términos de velocidad supersónica, la cual comienza en Mach 1 a unos 343 metros por segundo.
El equipo señala que esta velocidad es muy superior a la de los proyectiles de un arma de fuego, que viajan entre 0,4 y 1 km por segundo, y superior a la de la mayoría de las partículas que deambulan sin control en el espacio, normalmente a más de 1 km por segundo. Esto es perfecto para el ámbito militar.
Un avance con mucho potencial militar
Las capacidades de absorción de impactos se demostraron contra una variedad de proyectiles, desde diminutas partículas de basalto medidas en micrómetros hasta trozos más grandes de metralla de aluminio.
Un punto de diferencia útil respecto a los materiales tradicionales de blindaje corporal, según el equipo, es que los TSAM preservan estos proyectiles tras el impacto. Esto podría hacerlos aptos para capturar basura espacial con fines de estudio y desarrollo de trajes espaciales.
Los investigadores también afirman que estos materiales tienen el potencial de absorber la energía cinética de las balas y la metralla mejor que los actuales hechos de cerámica y compuestos reforzados con fibras.
La integración de estos materiales en la próxima generación de blindajes podría hacerlos más ligeros, duraderos y con mejor protección contra los traumatismos contusos. El chaleco antibalas del futuro estará creado a base de proteínas.
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