12 alimentos que más duran sin necesidad de estar en la nevera

Conservar alimentos no es tan simple como parece. Hay muchos factores a tener en cuenta dependiendo de qué producto en cuestión queremos preservar, y no hacerlo bien puede causar que se echen a perder enseguida.
Con los alimentos preparados o procesados de alguna manera tiende a ser más sencillo. Las etiquetas suelen incluir instrucciones de conservación en las que se especifican las mejores condiciones para guardar el producto, y también el tiempo que dura una vez abierto.
Pero con los alimentos frescos, la cosa se complica. Cada uno requiere unas condiciones concretas, y conservarlos mal hará que se pongan malos en escasos días, lo cual es un absoluto desperdicio.
Y seamos honestos. ¿Cuántas personas se molestan en mirar las mejores condiciones para conservar una comida? Lo más normal es que hagamos este tipo de cosas tal como nos acostumbramos a ver que se hacían en nuestra casa.
El problema es que esta es una de esas situaciones en las que el hecho de que algo se haya hecho de un modo concreto siempre no garantiza en absoluto que se haya hecho de la mejor manera posible.
La realidad es que cometemos errores de conservación con todo tipo de alimentos, frescos o no. Además, no solemos adaptar la preservación de comida a los cambios de temperatura y humedad tal como deberíamos. En estos días en los que el coronavirus protagoniza todas las conversaciones del momento, veamos qué alimentos son los mejores para dejar fuera de la nevera.
Índice de contenidos
- Pepinillos, aceitunas, y otros productos en vinagre
- Mandarinas
- Cualquier tipo de pan
- Chocolate
- Tomates
- Patatas
- Cebollas
- Plátanos, mangos y otras frutas tropicales
- Legumbres de bote
- Aguacates
- Miel
- Sandías y melones
Uno de los fallos más habituales está relacionado con la nevera. Pensamos que las temperaturas bajas ayudan a que la comida se conserve más tiempo, y aunque es cierto para muchos alimentos, no lo es en otros casos.
Algunos productos e ingredientes pierden sabor y adquieren una textura mucho peor por culpa del frío y la humedad. Y otros directamente se pudren, cuando fuera de la nevera podrían haber aguantado semanas.
E incluso en casos en los que la nevera no es necesariamente mala para la preservación de un alimento concreto, algunos productos aguantan perfectamente fuera. Con lo cual guardarlos en la nevera es un desperdicio de espacio y energía.
Por esta razón, vamos a hacer una lista de algunos alimentos que se conservan mejor y duran más fuera de la nevera. Y probablemente te lleves más de una sorpresa.
Pepinillos, aceitunas, y otros productos en vinagre

Si te gustan los encurtidos, puede que los compres a granel o preenvasados. Seguramente ya sepas que los encurtidos envasados, dado que los botes vienen al vacío, pueden aguantar muchísimo tiempo fuera de la nevera.
Pero una vez que el bote está abierto, hay gente que opta por guardarlos en la nevera. Y lo mismo ocurre con los encurtidos a granel: es muy habitual refrigerarlos. Pero en general, es innecesario.
Los alimentos encurtidos vienen preservados en vinagre, y si mantienes el alimento sumergido en vinagre, puedes dejarlos fuera de la nevera sin preocuparte. El vinagre hará que se preserven y mantengan mejor su sabor.
Si quieres tomarlos fríos, siempre puedes dejarlos en la nevera un rato antes de comerlos. Pero el resto del tiempo déjalos fuera de la nevera.
Mandarinas

Los cítricos tampoco llevan especialmente bien el frío, pero hay tantas variedades que no puede decirse de modo generalizado que todos están mejor o peor fuera de la nevera. Pese a ello, hay algunos que desde luego aguantan mejor a temperatura ambiente.
Las mandarinas son el mejor ejemplo de esto. En la nevera se volverán más oscuras, y perderán parte de su sabor. Salvo que haga muchísimo calor, es mejor que las dejes a temperatura ambiente.
Ponlas en un lugar fresco, y no las laves antes de guardarlas, ya que la humedad hará que se pongan malas antes. Evita también apilar demasiadas juntas: las mandarinas necesitan tener buena circulación de aire, así que es mejor no amontonarlas todas en un frutero.
Puedes ponerlas en bolsas de tela u otros materiales que permitan respirar, o colocarlas en fruteros de rejilla, de nuevo, asegurándote de que no estén todas pegadas.
Cualquier tipo de pan

Aunque los ingredientes entre diferentes tipos de pan pueden variar bastante, en la práctica todos necesitan condiciones similares para conservarse bien. El pan debe guardarse a temperatura ambiente, en un lugar seco, y preferiblemente oscuro.
La humedad y el frío de la nevera resecan muchísimo el pan, y harán que se vuelva muy poco apetecible incluso si apenas lleva unas horas dentro. Además, el exceso de humedad puede hacer que genere moho rápidamente, con lo cual acabarás desperdiciando comida.
Lo mejor que puedes hacer para preservar el pan es meterlo en una bolsa de tela o de papel, para que pueda ventilarse adecuadamente. Además así tardará más en perder su propia humedad y tendrá peor textura.
También puedes optar por una panera. Pero no uses bolsas de plástico para guardarlo, porque se pondrá correoso rápidamente. Puedes hacer una excepción con el pan en rebanadas: si solo vas a usarlo para tostadas, guárdalo en el congelador, y cuando quieras usarlo mételo directo en la tostadora.
Chocolate

En regiones muy cálidas, o cuando hace demasiado calor, dejar una tableta de chocolate fuera de la nevera puede implicar que acabemos con un desastre derretido en la despensa. E incluso si aguanta mínimamente entero, acaba tan blando que es hasta desagradable de comer.
En esos casos excepcionales, no tienes más opción que guardar el chocolate en la nevera. Pero el resto del tiempo, trata de evitarlo a toda costa. Para empezar, el chocolate tiende a absorber el olor y el sabor de otros alimentos, así que en la nevera puede adquirir un sabor desagradable si tiene otros productos cerca.
Y aparte, a la manteca de cacao, una grasa que compone el chocolate, no se lleva nada bien con el frío. Al enfriarse demasiado en la nevera, su estructura cristaliza de forma distinta a la que debería.
Esto cambia su aspecto, su textura, y su modo de derretirse. Y según los expertos, hará que disfrutes mucho menos de su sabor, ya que para disfrutar del chocolate es importante que se derrita debidamente.
Tomates

Este es uno de esos alimentos que probablemente estés guardando mal. Guardar los tomates en la nevera es una costumbre que tenemos muchos, y estrictamente hablando, no hace que se pongan malos antes.
Pero los tomates son muy delicados, y en la nevera pierden todo su sabor. Con el frío, el proceso de maduración se ralentiza demasiado, y hace que el tomate se vuelva bastante insípido.
La textura también cambia mucho debido al frío, con lo cual los tomates, por buenos que sean, acabarán por no resultarte agradables. Salvo que haya una ola de calor, déjalos fuera y se mantendrán mucho más frescos.
Patatas

Otro alimento al que no le sienta nada bien el frío son las patatas. Salvo que tengan golpes o estén demasiado maduras, es una comida que puede durar muchísimo, incluso meses, si las conservas en las condiciones adecuadas.
Las patatas deben estar en un lugar fresco y seco, a ser posible a oscuras. Puedes tenerlas sobre una rejilla o en bolsas de tela o papel, pero es importante que se ventilen bien para que aguanten.
Por la contra, en la nevera se pondrán malas muy rápido. Las patatas tienen mucho almidón, y reacciona con el frío, convirtiéndose en azúcares. Esto lógicamente cambia totalmente el sabor, pero también la textura, ya que se vuelve arenosa.
Si las dejas fuera de la nevera en las condiciones adecuadas, durarán varios meses en perfecto estado. Y no las laves hasta justo antes de que vayas a usarlas, esto también ayuda en su conservación.
Cebollas

También es bastante común ver a gente guardar las cebollas en la nevera, pero es un error, y hará que estas duren menos. Al igual que las patatas, las cebollas pueden durar meses en buen estado si aprendes a preservarlas debidamente.
En la nevera, la humedad y el frío cambian las cualidades de las cebollas y hacen que se vuelvan blandas y pierdan sabor. Además pueden dispersar su olor por la nevera, lo que afectará negativamente a alimentos delicados.
La conservación fuera de la nevera es bastante sencilla. Como en muchos otros casos, lo mejor es buscar un lugar fresco y seco, alejado de la luz del sol, pero en el que estén adecuadamente ventiladas.
Puedes guardarlas en una bolsa de malla, de tela o de papel, cualquiera vale siempre que permitan respirar a la cebolla. Y algo muy importante: no las guardes junto a patatas, o cerca de ellas.
Las patatas y las cebollas no se llevan nada bien por su composición, y si las almacenas juntas, ambas se pondrán malas rápidamente, llegando incluso a pudrirse. Cuanto más alejadas estén, mejor.
Plátanos, mangos y otras frutas tropicales

Los plátanos aguantan bastante bien en diferentes condiciones de preservación, pero aun así, aprender cómo guardarlos debidamente hace que duren mucho más sin quedar hechos puré.
En los plátanos, es fácil darse cuenta de cuando han madurado demasiado y se han puesto malos. Aparte de ponerse blandos, la piel adquiere unas características manchas marrones y negras, y si se extienden demasiado, probablemente el plátano esté pasado.
El problema es que si guardas los plátanos en la nevera, madurarán demasiado rápido, y se pondrán malos en muy pocos días. El frío no le sienta nada bien a esta fruta, así que lo mejor que puedes hacer es dejarlos a temperatura ambiente.
Aplica la misma norma con los mangos y otras frutas tropicales. El clima del que proceden hace que no soporten bien el frío, por lo que preservarás mejor su sabor y textura fuera de la nevera, y no se pondrán malas rápidamente.
Legumbres de bote

Probablemente ya sepas que las legumbres secas no necesitan nevera. Son un alimento con muy poca humedad, y eso las convierte en no perecederas, por lo que pueden durar más de un año en perfectas condiciones.
Pero las legumbres de bote, al estar ya hidratadas y cocinadas, son bastante distintas. Y puede que debido a esto no las estés conservando adecuadamente. En este caso concreto nos referimos a las legumbres precocidas, que no vienen con carne u otros productos en el bote.

Usualmente, en el envase tendrás instrucciones respecto a cómo debes preservar ese producto en concreto. Por norma general, una vez que abres el bote es importante que lo guardes en la nevera bien cerrado.
Pero si no lo has abierto todavía, ahórrate el guardar el bote en la nevera. Los envases vienen sellados al vacío, y mientras ese sello se mantenga estarán libres de microorganismos. Puedes conservarlos de forma segura en tu despensa.
No obstante, revisa siempre que el bote esté sellado debidamente, ya que de lo contrario no se preservarán como deberían. Si haces poca fuerza y el bote se abre, tendrás que guardarlo en la nevera, o incluso tirarlo.
Aguacates

Los aguacates son especialmente delicados, y aprender a ver cuándo están maduros pero no pasados requiere práctica. Solo aguantan en su punto unos días, y aunque si están blandos puedes usarlos para hacer guacamole, llega un punto en el que están demasiado blandos incluso para eso.
Y la nevera reduce aún más la duración de los aguacates. Es algo prácticos si quieres que se pongan blandos rápido para una receta, pero el resto del tiempo, solo es un desperdicio. Así que lo mejor que puedes hacer es guardarlos a temperatura ambiente hasta que decidas abrirlos.
Igual que con otros casos, es preferible que no estén envueltos en plástico, ni en lugares húmedos. Aunque de por sí no duran mucho, en buenas condiciones pueden aguantar en torno a una semana.
Miel

Si tienes miel en tu casa, quizá te hayas planteado si la estás preservando bien. Al ser un líquido, podríamos pensar que es mejor guardarla en la nevera. Pero estaríamos perdiendo el tiempo.
En la nevera, lo único que vas a conseguir es que cristalice y por tanto usarla se vuelva muy complicado. La miel es capaz de conservarse durante literalmente años a temperatura ambiente, siempre que te asegures de cerrar bien el bote.
La miel está formada principalmente por azúcar. De forma natural también contiene cantidades menores de otros ingredientes, como el peróxido de hidrógeno. Si no sabes lo que es esto, probablemente lo conozcas por otro nombre: agua oxigenada.
Y no, no te alarmes. Es cierto que usamos el agua oxigenada como desinfectante, y que no es algo que debas ingerir, ya que puede ser incluso letal. Pero la cantidad de peróxido de hidrógeno que hay en la miel es microscópica, y en absoluto resulta negativa para la salud.
De hecho, la miel tiene propiedades antibacterianas y antisépticas gracias a su composición. Sus componentes hacen que no sea un buen caldo de cultivo para microorganismos, por lo que se ha usado de modo efectivo como remedio natural para ayudar a prevenir la infección de heridas.
Todo esto hace que la miel sea autoconservante. Es un alimento muy resistente, que no se beneficia en absoluto de estar en una nevera. Asegúrate de mantenerla sellada, y evita guardarla en botes de metal (es capaz de oxidarlo). Siguiendo estos pasos durará muchísimo tiempo.
Sandías y melones

Este es otro caso en el que muchos llevamos tiempo haciéndolo mal. En España estamos acostumbrados a comer estas frutas en los meses de más calor, y es muy normal verlas ocupando muchísimo espacio dentro de las neveras.
Pero si compras sandías o melones enteros, lo mejor que puedes hacer es dejarlos fuera de la nevera. No solo conservarán mucho mejor su sabor, sino que además evitarás reducir su valor nutricional.
Un estudio del Departamento de Agricultura de EEUU demostró que las sandías y melones que se mantenían a temperatura ambiente mantienen niveles mucho mayores de antioxidantes y otros nutrientes.
Lógicamente si ya has abierto estas frutas, sí que tendrás que guardarlas en la nevera. Pero déjalas fuera antes de empezarlas, y ayudarás a que se conserven mejor. Si quieres consumirlas frías, prueba a meterlas en agua fría o en la nevera poco antes de comer.
Descubre más sobre Clara Luengo Ramos, autor/a de este artículo.
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