Los 6 grandes retos a los que se enfrenta la ciencia en 2020

Cada año somos testigos de numerosos avances científicos en todos los campos. Gracias a los incesantes esfuerzos de numerosos expertos, nuestra salud y nuestra calidad de vida han mejorado enormemente.
También gracias a los profesionales de la ciencia hemos obtenido conocimiento que nos permite entender el mundo en el que vivimos un poco mejor. Sus investigaciones cada vez nos acercan más a entender el origen de la vida.
Y fuera de nuestra atmósfera, también han logrado que conozcamos el universo un poco mejor. Por ejemplo, hemos visto por primera vez el aspecto de un agujero negro, algo que hace algunos años habría sido imposible de imaginar.
Pero si hablamos de investigación científica, no podemos centrarnos solo en los logros. De por sí la labor de la ciencia tiende a enfrentar obstáculos propios de su campo, como la dificultad para llevar a cabo ciertas investigaciones o los problemas a la hora de comprobar hipótesis.
E incluso cuando dejamos de lado los problemas propios de cualquier investigación, hay numerosos obstáculos que la ciencia tiene que sortear. Con cada nuevo reto, la ciencia afronta problemas sociales, políticos, económicos…
Índice de contenidos
- La intensa búsqueda de la vacuna contra el coronavirus
- El tratamiento que no trata nada: la homeopatía
- Las vacunas, víctimas de la desinformación
- La militarización del espacio
- Y la privatización de la investigación en el espacio
- La Tierra, un planeta en peligro (y es culpa nuestra)
Es interesante por tanto ser conscientes de las dificultades a las que la ciencia tiene que plantar cara cada día. Por este motivo, hemos hecho una lista de algunos de los grandes retos a los que va a tener que enfrentarse la ciencia este año.
La intensa búsqueda de la vacuna contra el coronavirus
Con todo el pánico que está generando la epidemia del virus SARS-CoV-2, más conocido como coronavirus, los tratamientos, las medidas de prevención y de protección se han convertido en temas de interés para todo el mundo.
Uno de los factores más importantes a la hora de luchar contra un virus es evitar que se propague. Y si bien hay medidas que pueden tomarse para evitar el contagio, no son infalibles.
Pero hay algo que ayudaría enormemente a luchar contra la epidemia sería el desarrollo de una vacuna. Permitiría evitar que se dieran nuevos casos, y que el virus se distribuyese por más países.

Numerosos grupos de investigación y empresas farmacéuticas están dedicando sus esfuerzos a desarrollar una vacuna del coronavirus, pero no es una tarea en absoluto simple.
El proceso de creación de vacunas es largo y tedioso, y a menudo puede tardar varios años en tener éxito. No solo presenta dificultades a nivel científico, sino que también debe superar numerosos obstáculos legales.
Por ejemplo, uno de los primeros pasos para desarrollar una vacuna es disponer de muestras vivas del virus, algo que no es tan sencillo como parece. A finales de enero, el Doherty Institute de Australia logró cultivar una muestra del SARS-CoV-2, y compartieron sus descubrimientos con la comunidad científica.
Pero como decíamos, no todo es simple. Para que todos los laboratorios que trabajan en el desarrollo de una vacuna puedan avanzar, todos deben disponer de muestras vivas. Esto requiere hacer que el virus se multiplique en entornos seguros y estériles.
Y si queremos que la vacuna esté lista pronto, es vital que todos los científicos dispongan de esas muestras, y tengan libertad para compartir la información y los descubrimientos de sus respectivos equipos.
También se enfrentan al largo proceso de entender cómo se comporta el virus en seres vivos, particularmente en seres humanos. Esto es necesario para asegurarse de que las futuras vacunas son eficientes y no causan daños a la salud del paciente.
Además, una vez que se desarrolle un prototipo de vacuna, deberá superar primero numerosas pruebas en animales. Y después, si logra cumplir los estándares de seguridad necesarios, tendrá que probarse también en humanos.
Pero no todos los problemas para la creación de esta vacuna son de índole científica. Cada vez que se desarrollan vacunas y medicinas de cualquier típico, deben ser aprobados por diversos organismos nacionales o internacionales.
Es un proceso muy importante, ya que sirve para asegurarse de que cualquier tratamiento que llegue al público es suficientemente seguro. Pero también puede demorar meses la llegada de esta vacuna a clínicas y hospitales. Y durante ese tiempo, el virus puede extenderse cada vez más.
Por si todo esto no parece suficientemente complejo, hay que destacar que hay un factor aún más preocupante en el desarrollo de la vacuna: existe la posibilidad de que el virus mute.
Las mutaciones son un proceso normal en la vida de los virus, y el coronavirus no es una excepción. Un ejemplo de las mutaciones que ha sufrido es su método detransmisión: inicialmente solo se transmitía de animales a humanos, pero ahora es capaz de contagiarse entre personas directamente.
Algunos tipos de mutaciones podrían hacer que gran parte de la investigación se fuera al traste. Y si la vacuna ya estuviera desarrollada en el momento de la mutación, obligaría a empezar el proceso prácticamente desde cero.

De momento, y aunque no sea un proceso fácil, lo único que podemos hacer es seguir reforzando las medidas de prevención y confiar en que los científicos no se encuentren con un obstáculo tras otro.
Dado que toda la comunidad científica está trabajando en conjunto, la OMS espera que pueda desarrollarse la vacuna en apenas año y medio, mucho más rápido de lo que es habitual.
El tratamiento que no trata nada: la homeopatía
Por si la ciencia no tuviera las cosas difíciles de por sí, hay gente que parece determinada a poner aún más obstáculos al avance científico. Y los promotores de pseudociencias, animados por lo fácil que es para ellos distribuir información falsa a través de internet, cada vez causan más daño.
El problema no es solo que distribuyan información falsa, y por tanto, engañen a la gente. Lo peor de todo es que, por campañas basadas en pseudociencias, incluso la salud pública se está viendo afectada de forma negativa.
Y el uso de homeopatía como tratamiento médico se está convirtiendo en un motivo de preocupación. Puede que por estar disponible en farmacias pienses que es algo seguro, un tratamiento fiable para diversas enfermedades. Pero la realidad es otra muy distinta.
La homeopatía no está basada en argumentos científicos. Fuentes fiables como WebMD, un medio para la divulgación de información médica, define la homeopatía como un sistema basado en la creencia de que el cuerpo puede curarse a sí mismo, y cuyos tratamientos se basan en cantidades ínfimas de sustancias naturales diluidas en agua.
El problema de los tratamientos homeopáticos no es solo que no funcionen más allá del efecto placebo. Lo que resulta más preocupante es que la homeopatía puede ser peligrosa para la salud, o hacer que personas enfermas no reciban tratamiento para condiciones graves.
Los tratamientos homeopáticos no pasan por las mismas pruebas ni están sujetos a las mismas regulaciones que la medicina. Esto puede llevar a que incluya componentes peligrosos para la salud de algunas personas.

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Por ejemplo, los niveles de alcohol que contenía un producto homeopático causaron la muerte de un hombre con problemas de hígado. Y en Italia, un niño con otitis murió debido a que sus padres le dieron homeopatía en vez de con los antibióticos que necesitaba.
Es decir, el uso de homeopatía está haciendo que un número preocupante de personas deje la medicina y los tratamientos efectivos de lado.
Los ejemplos previos demuestran que las consecuencias del uso de productos homeopáticos pueden ser nefastas. Y además, al ser tan fácil acceder a ellos, el riesgo es aún mayor.
La comunidad científica podría enfrentarse a estos tratamientos basados en la pseudociencia de diversas maneras. Hacer campañas de información nunca está de más, y hay médicos que ya han pedido que deje de venderse homeopatía en farmacias, para asegurarse de que la salud de los pacientes no corre riesgo.
Las vacunas, víctimas de la desinformación

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Con las vacunas ocurre algo similar a lo que pasa con la homeopatía: las mentiras en torno a ellas ganan popularidad.. Los antivacunas llevan años distribuyendo información falsa con facilidad, gracias en parte a que las redes sociales más importantes no actúan en su contra.
Y la campaña de desinformación ha tenido éxito, consiguiendo que mucha gente opte por no vacunarse ni vacunar a sus hijos. En consecuencia, enfermedades peligrosas que se consideraban completamente erradicadas en muchos países han vuelto a resurgir, y los casos se hayan multiplicado año tras año.

La ciencia ha demostrado que las vacunas previenen varios millones de muertes cada año, y se han refutado una y otra vez las teorías de los antivacunas, pero nunca parece ser suficiente.
Por culpa del auge de movimientos pseudocientíficos, ya sean antivacunas o pro homeopatía,los expertos están teniendo que dedicar su tiempo a desmentir información falsa, y a reeducar a la población para que este problema no empeore.
Es tiempo que podrían dedicar a mejorar tratamientos, o descubrir curas para enfermedades mortales. Pero por desgracia, la pseudociencia tiene un efecto demasiado grave en la salud pública como para ignorarla.

Dado que las empresas tecnológicas como Facebook siguen sin hacer nada para prevenir la distribución de información falsa, y que hay incluso famosos que apoyan estas pseudociencias, la comunidad científica va a tener que esforzarse mucho en asegurarse de que la información que nos llega sea verídica.
Y considerando problemas como el coronavirus, educar adecuadamente a la población en temas de salud y de prevención es más importante que nunca. A fin de cuentas, de poco sirve que tengamos una vacuna para una enfermedad si la gente no acepta ponérsela. Habrá que ver si la razón consigue imponerse en este caso.
La militarización del espacio
Hasta ahora, el espacio parecía ser el único lugar donde los gobiernos de diferentes países lograban actuar en armonía. Pero debido a eventos recientes, parece que la paz va a acabarse pronto, para desgracia de la comunidad científica. Probablemente ya hayas leído algo al respecto, pero Estados Unidos planea crear el primer Ejército Espacial.
Es cierto que la idea de ver ejércitos en el espacio suena un poco a ciencia ficción (más aún tras ver el logo al más puro estilo Star Trek), por lo que quizá sea algo difícil tomar este proyecto militar en serio.
Pero el Ejército de EEUU ya ha tomado las primeras medidas para crear una división dedicada al espacio en exclusividad. El Congreso de Estados Unidos recibió hace unos días la primera propuesta sobre el presupuesto de esta división y las tareas que llevaría a cabo.
No queda muy claro qué clase de paranoia lleva al gobierno de un país a querer tener un ejército en el espacio, pero tampoco es difícil ver que esto podría llevar a un conflicto internacional por llevar a cabo actividades militares en el espacio.
Y es algo en lo que coinciden varios expertos: nunca ha hecho falta crear un cuerpo militar para las misiones científicas en el espacio, y la propuesta hecha al Congreso demuestra que los objetivos están principalmente orientados a la militarización del espacio exterior.
Incluso si dejamos de lado lo preocupante de que Estados Unidos no salga de la mentalidad de la Guerra Fría, hay consecuencias previsibles para la ciencia.
Por ejemplo, la investigación y el desarrollo de misiones científicas podrían verse perjudicadas si EEUU bloquea el uso de ciertas zonas de la órbita terrestre por motivos militares. Lo cual sería especialmente dañino para la astronomía.
Y la privatización de la investigación en el espacio
Parece que en Estados Unidos están decididos a tomar decisiones cuestionables respecto al espacio, y por desgracia, la Estación Espacial Internacional (ISS) no se libra de esta tendencia, Con el objetivo de obtener beneficio económico, la NASA ha decidido aceptar misiones comerciales a la ISS.
Es cierto que en la sección rusa de la Estación Espacial ya ha habido algunas misiones privadas. Pero el lado americano era, hasta ahora, exclusivamente un laboratorio. Siempre se había priorizado la ciencia por encima del beneficio económico.
Pero en adelante la NASA aceptará misiones comerciales a la Estación Espacial Internacional: las empresas privadas podrán, por ejemplo, grabar anuncios,o construir y probar nuevos productos en el espacio.
Además, la NASA no solo pone a disposición de las empresas privadas la ISS, sino también todas sus herramientas e incluso a los astronautas que se encuentran a bordo. Las empresas podrán aprovechar el conocimiento y las habilidades de los astronautas para cualquier tarea.

Es un giro de 180º respecto a cómo se había manejado todo hasta ahora. Antes, ninguna compañía podía enviar productos a la Estación Espacial Internacional a menos que tuvieran un valor educativo demostrado. Y los astronautas no podían trabajar en ningún experimento cuyos resultados pudieran usarse para obtener beneficio económico.
Todo esto desembocará en menos tiempo dedicado a las misiones y tareas exclusivamente científicas, en favor de un proyecto que hasta ahora se había mantenido fiel a la búsqueda de conocimiento. Y parece que es el primer paso para privatizar por completo la Estación Espacial Internacional, ya que la intención es retirar toda la ayuda gubernamental en un futuro.
Tanto la creación del Ejército Espacial como la privatización de la Estación Espacial Internacional son una muestra de que el gobierno estadounidense está priorizandointereses individuales y dejando de lado la inversión en ciencia.

Y pone en riesgo investigaciones actuales de numerosos campos científicos: no solo la astrofísica se beneficia del estudio del espacio, incluso los experimentos de biología y medicina tienen cabida en ese entorno. Por lo que los científicos tendrán que asegurarse de que sus estudios no quedan enterrados bajo intereses militares y monetarios.
La Tierra, un planeta en peligro (y es culpa nuestra)
Aunque siga habiendo negacionistas, los efectos del cambio climático ya son obvios a simple vista. Ya sea gracias a los medios de comunicación o a experiencia propia, todos hemos sido testigos del aumento de inundaciones, sequías, o de cómo el clima de algunas regiones ha cambiado drásticamente en muy pocos años.
La mayoría de gobiernos están tomando medidas, pero numerosos informes demuestran que llegan tarde, son insuficientes, y en muchos casos no se están cumpliendo. Incluso con el auge del activismo por el clima, la situación pinta bastante mal.
Sería la oportunidad perfecta para que los científicos dijeran: “os lo advertimos”. Y tendrían toda la razón. A los primeros que advirtieron sobre el cambio climático no se les hizo caso, y a los que exigen medidas más drásticas para combatirlo también se les ignora.
Ahora que las consecuencias son obvias y el tiempo apremia, numerosos campos científicos se ven obligados a afrontar el cambio climático y todo lo que traerá consigo.
Uno de los efectos que se esperan es una peor calidad de vida, e incluso un elevado número de muertes causadas por problemas de salud generados por el cambio climático, de acuerdo a estudios realizados por la OMS.
También se está viendo tremendamente dañada la biodiversidad del planeta. Esta pérdida de biodiversidad nos afecta de diversas maneras, y puede hacer más daño que el propio cambio climático si no se frena a tiempo.
Hace tiempo que se advirtió de que varias especies polinizadoras, como las abejas, estaban en peligro de extinción, lo que supone un peligro para la flora del planeta y para la agricultura de la que depende nuestra comida.
Pero el cambio climático está haciendo que desaparezcan plantas como los manglares, que protegen las costas de temporales y de la subida de aguas. Y también está afectando a la vida microscópica, haciendo que cada vez cueste más restablecer los nutrientes del suelo de cultivo.
Los efectos del cambio climático no se limitan a eso. Se espera la pérdida de numerosos bosques y glaciares, cambios en las corrientes oceánicas, efectos geológicos… Y dada la situación actual, los científicos cada vez tendrán que trabajar con más urgencia, y buscar medidas que puedan paliar los efectos de la crisis del clima.
Descubre más sobre Clara Luengo Ramos, autor/a de este artículo.
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