El alto precio de vender tu serie a Netflix, que Europa no está dispuesta a aceptar

Como ha ocurrido en otros muchos mercados, las plataformas de streaming han entrado en el negocio de la televisión como un elefante en una cacharrería. Cargadas de millones para repartir, pero también imponiendo sus propias normas que en ocasiones chocan con las propias leyes de derechos de autor que existen en los diferentes países. Vender tu serie o tu película a Netflix tiene un alto precio para los autores, y la Unión Europea ha decidido aplicar la ley.
Que una gran productora compre tu serie, es algo con lo que sueñan guionistas, directores, o showrunners. Si esa productora es Netflix sabes que va a pagar bien, y además por adelantado. Una lluvia de millones para que crees tu producto sin agobios económicos.
Pero que tu serie o película se convierta en una Netflix Originals, tiene una enorme contrapartida: literalmente, Netflix se convierte en la única y absoluta dueña del producto. No tienes derecho a un porcentaje de ganancias por los visionados, la reposiciones, o si la serie se vende en formato físico, o a otras televisiones o cadenas.
Netflix comenzó a producir sus propias series y películas en 2013, con títulos como House of Cards. La competencia se lo tomó a risa, pero las burlas se convirtieron en preocupación cuando estas series y películas comenzaron a recibir premios, a recibir alabanzas de la crítica, y a ganar millones de nuevos usuarios que pagaban por ver este contenido en exclusiva.
Hoy en día existen numerosas plataformas de streaming, y la única forma de diferenciarse del resto es crear contenido propio, que ya no se licencia a las televisiones en abierto o a otras plataformas, salvo que sea antiguo.
Netflix es una de las que más paga a los creativos para que creen series y películas propias, pero a cambio se queda con todos los derechos. Y eso es algo que no gusta a muchos de ellos... Ni a la Unión Europea.
Tal como nos cuenta Business Insider, Michaela Coel, creadora de series como Chewing Gum y I may destroy you, así como otros trabajos que creó para Netflix, rechazó un millón de dólares por hacer I may destroy you. Coel pidió mantener un 5% de los derechos de autor, e incluso llegó a bajar la cifra al 0,5%, pero Netflix solo ofreció silencio a cambio.
Finalmente Michaela Coel se llevó I may destroy you a la BBC y HBO, que le permitieron mantener el control creativo, y los derechos de autor.
Muchos autores alaban que Netflix haya apoyado proyectos arriesgados, y haya dinamizado tanto la producción de series y películas. Pero al mismo tiempo reclaman que los autores mantengan al menos una parte de los derechos de autor. Aunque les paguen mucho dinero, las cifras dicen que con las series de éxito los guionistas o showrunners ganaban más cuando las series se vendían a diferentes plataformas, y cobraban un porcentaje.
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Las protestas han comenzado a llegar a la Unión Europea, que ha comenzado a aplicar la directiva 2019/790 sobre derechos de autor y derechos afines en el mercado único digital. Esta ley exige pagar royalties al equipo creativo de los originales producidos dentro del territorio cuando un programa alcance los 10 millones de cuentas que hayan reproducido el 90% de una serie o película. Si esta cifra se logra más de una vez, generará nuevos pagos.
Ya se está aplicando en Alemania y Suecia, y debería implantarse en toda la Unión Europea. A Netflix no le queda más remedio que ajustarse a las leyes de cada país, pero veremos cómo influye esta medida a la hora de aceptar o rechazar series europeas...
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