El miércoles os trajimos que la comunidad de Twitch, o gran parte de ella, se había unido para hacer boicot a la plataforma morada (la más exitosa del momento) por culpa de unas reivindicaciones que no estaban siendo escuchadas.

Este boicot fue en forma de huelga, la gran herramienta del trabajador para quejarse notoriamente, y el motivo eran las raids de odio y la indefensión que sentían miles de streamers pertenecientes a colectivos minoritarios.

Por eso, durante el día 1 de septiembre, bajo el hagstag #ADayOffTwitch, los creadores hicieron un apagón que duró 24 horas. Eso sí, como era una huelga voluntaria, no todo el mundo la siguió. Y hasta ayer era un misterio su repercusión.

Ahora, gracias a los informes de varias páginas especializadas en el seguimiento y audiencias de Twitch, ya tenemos números concretos sobre el grado de éxito de la reivindicación. Y no fue nada mal, ya os lo adelantamos.

Al mediodía del 1 de septiembre, los espectadores de Twitch habían visto aproximadamente 500.000 horas menos de transmisiones que el día anterior, y hubo unos 50.000 canales activos menos.

En términos tangible, el pasado miércoles fue el tercer día más bajo del año en audiencia en Twitch, lo que es un logro teniendo en cuenta la tendencia creciente de los últimos meses.

Pese a que no sabemos el número de espectadores que se unieron la huelga (aunque debieron ser muchos con esa reducción de medio millón de horas vistas), lo que sí sabemos es que 50.000 creadores la secundaron (entre ellos Ibai), una cifra récord para un acto reivindicativo en la plataforma.

Ahora es turno de Twitch, que pese haber publicado que apoyaba la decisión de los streamers, no ha tomado medidas concretas para frenar el odio y la toxicidad de la plataforma, la cual ha crecido tanto como la audiencia. La pregunta ahora es, ¿se convertirá la huelga en hechos concretos?