Greenpeace comienza una campaña para terminar con el engaño de las etiquetas medioambientales de la DGT
Mucha gente se queja de que las etiquetas de la DGT no denuncian un problema real: la contaminación de los vehículos de combustión. Ahora Greenpeace ha decidido montar una protesta para señalar cuál es el problema según la organización medioambiental.
Hemos hablado muchas veces del distintivo ambiental que impone la DGT a los vehículos que circulan pro la vía pública. Esta pegatina que se coloca en nuestro coche o moto permite a los agentes de tráfico saber qué tipo de vehículo llevamos en cuestión de contaminación.
El problema es que las etiquetas están, ligeramente, mal planteadas. El distintivo medioambiental solo tiene en cuenta temas tan simples como si nuestro coche es híbrido, el año de fabricación y... poco más. Es decir, no tiene en cuenta la cantidad de CO2 que emite a la atmósfera.
Esta situación hace que un coche diésel de 2005 no tenga pegatina mientras que un gasolina de 2003 sí. O que un compacto de 2022 con 120 gramos de emisión homologados de CO2 tenga una etiqueta C, mientras que un Porsche híbrido que emite 380 gramos homologados presuma de etiqueta 0.
En España las etiquetas son muy importantes, ya que determinan cuanto pagamos de impuestos (de matriculación, ITV, etc.) y también si podemos o no podemos entrar a las zonas reguladas de bajas emisiones. Por tanto, no es una cuestión menor.
Las quejas de Greenpeace al distintivo medioambiental de la DGT
Ayer martes, activistas de Greenpeace desplegaron una pancarta con forma de etiqueta de la Dirección General de Tráfico sobre varios automóviles con el texto: ECO tongo. DGT cambia las etiquetas ¡ya!.
Con esta actuación, la organización ecologista ha reclamado a la DGT que reforme los distintivos ambientales de los vehículos, pues, a su juicio, no son fieles a la realidad ambiental de estos coches.
Según explicaron a Europa Press, Greenpeace considera que el sistema actual no refleja adecuadamente la contaminación de los modelos. Pero mientras “condicionan aspectos como las rebajas fiscales o el libre acceso a las nuevas zonas de bajas emisiones.
La DGT tiene un verdadero problema con las etiquetas medioambientales y, gran parte de la población tiene quejas al respecto. Si no se ataca de forma real al coche contaminante, esta medida nunca conseguirá su objetivo: reducir las emisiones y las muertes por contaminación en las urbes.
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