Hace un siglo y medio Edison inventó el mimeógrafo, el abuelo de la fotocopiadora

Thomas Alva Edison es conocido y reconocido en el mundo entero como uno de los inventores más prolíferos de su tiempo. Entre sus muchos inventos se encuentran la cámara de cine o varias versiones de la bombilla, aunque esto no deja de ser buena parte de una lista enorme de equipos y dispositivos que desarrolló a lo largo de toda su vida.

De hecho, el que nos interesa a lo largo de las siguientes líneas no es ni más ni menos que el mimeógrafo. Este invento estaba destinado a copiar textos para así facilitar su transmisión y eliminar por completo el proceso de copiado completamente a mano. Vamos, realizar copiados de forma automática y a gran escala.

El mimeógrafo puede considerarse como el abuelo de la fotocopiadora, habiendo sido registrado por el propio Edison este día hace 146 años. ¿Cómo funcionaba? A nivel general no es una máquina tan compleja como las actuales fotocopiadoras, pero es su momento fue una revolución a nivel industrial.

Para empezar a realizar copias lo primero que se hacía era utilizar una máquina de escribir con la que se preparaba una matriz en papel que se denominaba esténcil, siendo esta luego impregnada en tinta por ambas caras. Esta plantilla que contenía la información que se quería copiar era imprescindible para que el mimeógrafo funcionase.

A la hora de realizar las copias lo que se hacía era introducir esta plantilla dentro del mimeógrafo que gracias a una palanca permitía que hojas completamente en blanco quedasen impregnadas en tinta con el texto copiado desde la plantilla. La forma fácil de imaginarse el funcionamiento es pensar en un folio con agujeros por el que pasa la tinta.

El esténcil tenía el texto inscrito, aunque este estaba perforando el papel. Vamos, un método similar al que se emplea en algunas tiendas de estampados de camisetas para la impresión de varios modelos o diseños que necesitan capas diferentes de color. ¿Cuántas copias se podían conseguir empleando el mimeógrafo? Depende de la calidad del esténcil.

Por lo que se ha podido ver en los registros, el esténcil se desgastaba con cada copia y, algunas veces, podía aguantar hasta una decena como otras veces conseguir cientos de copias. Además, el proceso de copiado fue manual durante un periodo de tiempo ya que tras ver su buen funcionamiento se añadió un motor al mimeógrafo.

En la actualidad copiar un documento resulta tan fácil como introducirlo sobre la fotocopiadora y que ella haga todo su trabajo. Hace 146 la situación era muy diferente, aunque gracias a inventos como el mimeógrafo se puedo facilitar y abaratar el acceso a documentos en espacios como las escuelas o centros de estudio.