Puede que el Bitcoin haya caído a la mitad, pero la fiebre por las criptomonedas no deja de crecer. El Bitcoin es solo la punta del iceberg de lo que ya es un mercado de docenas de criptomonedas que surgen como setas debajo de las piedras.

Si una cae, no importa. Otra la sustituye. Si una ya no se puede minar, es igual, se mina el resto y se cambia por la criptomoneda más en auge, con el único fin de especular.

Dejando a un lado todo el entramado económico, esta fiebre por hacerse rico especulando está dañando gravemente el mercado gaming de PC. Un daño que ya ha comenzado a afectar a las desarrolladoras y a las tiendas de ventas de juegos, en la medida en que muchos gamers de PC, ante la escasez de tarjetas gráficas o los precios inflados que hasta triplican su valor original, están optando por no renovar su equipo o, directamente, pasarse a las consolas.

Para minar criptomonedas se necesita potencia de proceso, y de eso se encargan las tarjetas gráficas para gaming. Ya hablamos de ello hace un par de semanas, pero la situación es cada vez peor. La fiebre por adquirir tarjetas gráficas para minar criptomonedas ha llegado a un punto en el que, tal como ha descubierto PC Gamer, los intermediarios venden tarjetas gráficas en packs de 6, a un precio que triplica su valor de mercado. Aún así, los packs se agotan en cuestión de minutos:

¿Cuántos Bitcoins podrías minar con tu hardware actual? Así se calcula

El pack de la imagen, compuesto por 6 tarjetas GTX 1060, se ha vendido a un precio de 3.780 dólares, lo que significa que cada tarjeta GTX 1060 cuesta 630 dólares. Su precio de salida fue de 218 dólares. Pese a ello, los packs se agotan en minutos. Y en las tiendas físicas ocurre algo similar. Es fácil entrar en una tienda y encontrarse con alguien que compra tarjetas gráficas de 10 en 10...

Para minar criptomonedas no sólo se necesitan tarjetas gráficasque se conectan en paralelo, sino también un gran consumo de electricidad, ya que es un hardware que consume mucho. Por eso el minado de criptomonedas tiene un gran auge en países en donde la electricidad está barata, como China o Rusia, e incluso Estados Unidos. No es un gran negocio en España, en donde la electricidad está muy cara. Pero en un mercado global, la escasez de tarjetas gráficasen países con gran demanda de minado, hace que el precio suba en el resto. Y la cosa va a ir a peor, ahora que se ha anunciado que el precio del silicio va a subir un 20%.

Lo irónico del caso es que aún hay gente que cree que comprando 4 o 5 tarjetas y montando un minero de criptomonedas en su casa, va a hacerse rico. Quién más potencia de proceso aporta más gana, y en China, en donde la electricidad está casi gratis, ya existen naves dedicadas a minar criptomonedas, con miles de tarjetas gráficas o chips especializados (ASIC) funcionando en paralelo:

¿En serio alguien piensa que puede competir con eso a nivel doméstico?

Minar y comerciar con criptomonedasestá de moda, e incluso hay gente que presume de ello, pese a que el concepto que hay detrás es especulativo y antiecológico. Usar criptomonedasno tiene ningún mérito. Solo exige dinero para comprar el equipo o comprar bitcoins, y consumir electricidad como si no hubiese un manaña, sin importar la contaminación y la explotación de recursos que hay detrás de ese consumo eléctrico, que se ha disparado en muchos países.

El concepto que hay detrás del bitcoin es obra de un genio. Su legado, el blockchain, es una revolución. Pero la minería de criptomonedas, aunque tiene un poso romántico y antisistema, hoy en día está en manos de especuladores, de los ricos que pueden pagar las máquinas de minado, la electricidad o el precio del Bitcoin, y de las grandes compañías chinas que se aprovechan de las ventajas de su economía para minar más barato que nadie.

A un nivel más terrenal, es hora de que los fabricantes de tarjetas gráficasden un paso al frente, y defiendan los intereses de sus clientes más fieles: los gamers. Hasta ahora hemos visto tímidos comunicados de compañías como NVIDIA y AMD, que han pedido a las tiendas que solo vendan dos tarjetas gráficas por persona o, directamente, que no vendan a quienes reconozcan que las van a usar con las criptomonedas. Una medida completamente inútil, porque las tiendas pueden vender a quién les de la gana, y a ellas no les importa para qué usan los compradores las tarjetas, lo que quieren es vender. Cuanto más mejor.

Los fabricantes y las tiendas obtienen beneficios por el minado de criptomonedas, aunque solo sea por la cantidad de tarjetas que venden. Pero los que más ganan son los intermediarios. Las compran al fabricante a precio estándar y luego las venden en packs de seis, triplicando el precio.

Los grandes perjudicados, los gamers, que no pueden comprar tarjetas para jugar porque no hay stock o cuestan el triple de su valor, piden a los fabricantes que incluyan medidas para bloquear el minado, algo que no va a ocurrir, por cuestiones comerciales y legales.

Quizá la solución esté en poner a la ventatarjetas de AMD y NVIDIA especializadas en el minado de criptomonedas, como ya han hecho algunas marcas. Los fabricantes ganan dinero, los mineros desplazan sus preferencias, y las tarjetas gaming vuelven a usarse para lo que fueron creadas: para jugar.

Muchos esperan con ansiedad que la burbuja de las criptomonedas estalle (ya hay síntomas) y entonces el mercado se inundará de tarjetas gráficas de segunda mano. Mal negocio: el minado exige que la tarjeta funcione a pleno rendimiento, 24 horas al día. El mercado de segunda mano se llenará de tarjetas sobreexplotadas y recalentadas, con un ciclo de vida muy corto.

La subida del precio del silicio, de los chips de memoria, el fiasco de Meltdown y Spectre, los precios de las tarjetas gráficas... Son malos tiempos para ser un gamer de PC. ¿Mejorarán las cosas en 2018?

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