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Por qué la fibra óptica de España no tiene nada que envidiar al resto de Europa

Alberto Iglesias Fraga

Fibra óptica

A pesar de que normalmente tenemos una imagen muy negativa de nuestro país, es justo admitir que España es referencia mundial en bastantes aspectos, no todos ellos conocidos por la gran mayoría de los ciudadanos. Somos líderes internacionales en trasplantes, en salud y esperanza de vida, en kilómetros de tren de alta velocidad (solo por detrás de China) y, también, el faro de la fibra óptica dentro de Europa.

No en vano, nuestro estado -y los operadores de telecomunicaciones que aquí trabajan- es uno de los más activos en el despliegue de estas infraestructuras de red. Lo ha sido en el pasado y continúa siéndolo, ya que el Gobierno se planteó como objetivo que, ya para el año 2018, el 85% de los hogares españoles dispongan de acceso a esta conexión de alta velocidad a Internet.

Sin embargo, el liderazgo español en fibra óptica no es solo cosa de números absolutos, sino también de calidad. Y es que, aunque normalmente consideremos la fibra óptica como un ente en sí mismo, lo cierto es que existen diferentes aproximaciones técnicas a esta clase de redes. Y solo hay una que ofrece la mayor calidad y velocidad; casualmente la que España ha implantado de manera mucho más masiva que cualquier otro vecino europeo.

La importancia de unas siglas

Sin entrar demasiado en los conceptos más específicos de cada una de las tecnologías, la clave radica en las siglas que definen a cada una de las tipologías de fibra óptica que existen en el mercado: FTTH, FTTB y FFTC, siendo las dos primeras las más frecuentes en el Viejo Continente.

FTTH (fiber-to-the-home) es la fibra óptica tal y como la conocemos en España: una conexión mediante esta técnica que llega desde la central telefónica hasta nuestra casa de manera directa y sin ninguna clase de alteración. No existe, por tanto, interferencia alguna o pérdida de rendimiento por el camino, con lo que el cliente puede obtener velocidades de hasta 1 gigabit por segundo en descarga y otros 200 Mbps de subida. 

No ocurre lo mismo con la FTTB (fiber-to-the-building). En estos despliegues, la red de fibra llega desde la central telefónica hasta cada edificio, pero la última milla -esto es, desde el edificio hasta nuestra vivienda u oficina concreta- se realiza mediante cableado tradicional de cobre. Obviamente, se trata de una propuesta mucho más económica que la FTTH puesto que no hemos de tirar fibra hasta cada hogar de todo el país, pero por el contrario se pierde rendimiento en esa transformación y al reutilizar infraestructuras que no están basadas en fibra.

Llegando todavía a un nivel más bajo en la escala de cercanía de la fibra al usuario final hemos de explicar las conexiones FTTC (fiber-to-the-cabinet). En estos casos, la fibra alcanza a una estación o armario de comunicaciones ubicado cerca de los bloques de viviendas (300 o 500 metros), desde donde de nuevo se emplea cable tradicional para hacer llegar la conexión al cliente. En estos casos, las velocidades pueden exceder los 100-200 Mbps de descarga, pero no mucho más allá, pero a cambio reducimos todavía más el coste de despliegue de la infraestructura.

La comparación en Europa

España ha apostado con claridad por los despliegues de fibra hasta el hogar (FTTH), prácticamente de manera única, con lo que el acceso a Internet de alta velocidad está basado en la alternativa de mayor rendimiento de todas las existentes. No ocurre lo mismo con algunos de nuestros vecinos europeos, por no decir que todos ellos están por debajo de nuestra propuesta de valor.

Podemos comparar las cifras en base a un informe del Consejo Europeo de FTTH (disponible aquí), una entidad en la que participan 150 operadores y empresas tecnológicas. Según este documento, en España ya hay más de 17,5 millones de viviendas con fibra hasta el hogar, lo que es el equivalente a sumar las tasas de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.

Penetración FTTH y FTTB en Europa

La tasa total de penetración de FTTH en España es del 44%, mientras que no existe siquiera representación alguna de las conexiones FTTB. Por el contrario, en Suecia la tarta es muy distinta: del 43,6% de los accesos de fibra óptica, la inmensa mayoría es del tipo de acceso hasta el edificio. Lo mismo sucede en Rumanía, Rusia, Hungría o Eslovaquia.

Más paradigmática es la situación de países más consolidados en la escena económica europea, cuyas tasas mismas de adopción de fibra son mínimas y, además, la están desplegando mayoritariamente en base a propuestas FTTB. Así pues, del escaso 2,3% de conexiones de Alemania, más de dos tercios tan solo llegan al edificio. Algo más igualada está la situación en Francia, donde el 19,4% de viviendas con acceso a fibra óptica se reparten por igual entre FTTH y FFTB.

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