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El Timeline es el nuevo reloj para marcar tu ritmo de vida

Tomas Gonzalez

¿Estás ya sincronizado con tu Timeline?

Greenwich, ¿Qué Greenwich? Ya nadie pone su reloj en hora mirando al famoso meridiano. La línea temporal (Timeline) del Facebook, de Twitter, de cualquier red social en la que tengamos cuenta y sigamos de forma activa. Esa es la verdadera referencia que marca nuestro día.

Ahí es donde encontramos, desde primera hora de la jornada, aquello que debemos hacer –felicitar cumpleaños, repartir unos cuantos Me Gusta, ver las acciones y reacciones de nuestros amigos, sus viajes, opiniones, homenajes sentidos al último personaje famoso o actor fallecido... lo que antes era desayunarse con el per iódico, vaya.

Venga, empecemos con un ejercicio de sinceridad. Si nos llega una noticia trascendente y queremos obtener más información de forma inmediata, acudimos a los medios informativos online. Vale, en eso estamos de acuerdo.

La línea temporal de cualquier red social es la que marca nuestra jornada

Pero si escuchamos en el trabajo un comentario de que el reparto de Juego de Tronos ha pillado una gastroenteritis, que ha fallecido un actor secundario entrañable o que Miley Cyrus ha cantado una canción completa mientras tenía puesta toda su ropa... ¿Dónde acudimos para saber más? A las redes sociales por las que paramos. A nuestro Timeline.

Porque, para según qué noticias, el rigor, los datos o el análisis de su contexto pasa a un segundo plano. Queremos la noticia, sí, pero también las emociones que la acompañan.

Lo que sienten nuestros amigos al respecto, lo que opinan sus amigos, las ocurrencias de tres o cuatro twitteros ingeniosos y el vídeo o fotografía que viene a colación para completar la noticia y que siempre endosa alguno con alma de documentalista y/o memoria envidiable.

Y todo eso, y más, aparece en nuestro Timeline cada vez que nos conectamos y sincronizamos.

Claro que nuestra línea temporal no siempre coincide con la del resto del planeta. En el Timeline de cada uno, los acontecimientos se reflejan cuando el seguidor de alguien que nos sigue ha leído que un contacto ha escrito su reacción ante una noticia que ha visto. Y entonces, sólo entonces, eso ha ocurrido.

Queremos la noticia, sí, pero también las emociones que la acompañan

El Timeline tiene su propio tiempo y ritmo. A veces inmediato, otras muy lento y desactualizado. Lo que opine Greenwich sobre la hora en la que Rihanna tropieza en un escenario y deja al aire una nalga poco importa, importa desde que la noticia aparece en nuestro Timeline. Bueno, ni siquiera entonces.

El caso es que el Timeline es el nuevo horario a seguir, la nueva referencia para las noticias y acontecimientos de mediana trascendencia. Cuesta adaptarse, claro. En mi casa, la abuela sigue su propia línea temporal y comenta los post de meses atrás, devolviéndolos a la actualidad y felicitando a sus amigas que han sido abuelas el año pasado.

Pero es que el Timeline, el nuevo “smartwatch”, no entiende de fechas ni horarios. Sólo depende de emociones, acciones y reacciones. Y de que estemos debidamente sincronizados, claro.

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