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35 años después, Chernobyl vuelve a calentarse amenazando con una nueva fisión nuclear

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Han pasado más de 35 años pero la central nuclear de Chernobyl sigue siendo una amenaza latente para la región y el medio ambiente. Los restos radiactivos siguen calentándose lo que podría provocar una nueva reacción.

Con la construcción de la nueva plataforma de contención parecía que se solucionaba el problema de Chernobyl, nada más lejos de la realidad. Más de tres décadas después de la catástrofe, la central sigue siendo un peligro, como un volcán dormido esperando el mejor momento para erupcionar.

La ISPNPP, institución al cargo de la central de Ucrania, se encarga de monitorear los niveles de neutrones en el edificio destruido de la Unidad Cuatro, la que se ha protegido hace poco con una estructura a modo de sarcófago y se conoce como el área de Confinamiento Seguro. Esos niveles de neutrones se han duplicado en los últimos cuatro años. 

Esa cantidad inusualmente alta implica una posible nueva fisión y procede de una habitación inaccesible en esa Unidad Cuatro "La situación es motivo de preocupación pero no de alarma, aunque si la tasa de producción de neutrones continúa aumentando, es posible que se deba intervenir" ha explicado Neil Hyatt, miembro del Comité de Gestión de Residuos Radiactivos de Reino Unido.

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A pesar de todo el tiempo que ha pasado, en esa Unidad Cuatro todavía contiene toneladas de este material nuclear semilíquido. En 1986, cuando parte del núcleo del reactor se derritió las barras de combustible de uranio, su revestimiento de circonio, las barras de control de grafito y la arena que se vertió al núcleo se derritieron y convirtieron en una lava que fluyó por el núcleo hasta terminar por endurecerse.

Todo ese material sigue ahí con más del 90% del combustible original, de ahí la necesidad de encerrar bajo una bóveda (el NSC) que proteja el exterior de esa núcleo todavía altamente radiactivo. Incluso se ha recurrido a los perros robot de Boston Dynamics para vigilar la zona y no emplear personal de carne y hueso.

En el peor de los casos, la radiación conseguiría atravesar esa nueva estructura de confinamiento y contaminar de nuevo los alrededores. En ese caso los científicos se verían obligados a perforar la sala y rociar el material con una solución de nitrato de gadolinio que absorbe los neutrones y contiene la posible reacción.

Es importante recordar, tras es estreno de la serie de HBO que narraba el desastre de 1986, la zona más segura de los alrededores se ha convertido en un parque de atracciones masivo. Con la pandemia posiblemente haya disminuido la afluencia, pero este aumento de los niveles de neutrones pone en duda que la visita de la zona sea un paseo seguro.

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