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Las aguas del Ártico serán más turbulentas, y la culpa es del cambio climático

Ártico
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Los científicos están observando que las aguas del Ártico son mucho más inestables que hace unos años, un aviso de que no vamos por buen camino en el cambio climático.

No nos augura un buen futuro si no conseguimos darle la vuelta al cambio climático que se está sufriendo en nuestro planeta, y que ya estamos empezando a experimentar con temperaturas anormalmente altas en verano y con el cambio en zonas como el Ártico.

Los científicos han ido observando que las aguas del ártico son mucho más tranquilas en invierno porque están cubiertas por una capa de hielo, pero luego en verano los remolinos árticos giran en todas las zonas de agua. Al volver el hielo invernal, las aguas se vuelven muy tranquilas.

Ahora un equipo del MIT en un artículo publicado en el Journal of Physical Oceanography, muestra que menos hielo ártico significa más turbulencia del agua en la región. No obstante lograron demostrar que los principales factores que impulsan el comportamiento de los remolinos en el Ártico son la fricción del hielo y la estratificación del océano.

Afirman que el hielo de invierno fue esencialmente como un freno de fricción, ralentizando así las aguas superficiales y evitando de esta manera que se aceleren y se conviertan en remolinos turbulentos. Pero lo malo es que esto aparentemente solo llega hasta cierto punto, en concreto entre 50 y 300 m de profundidad.

Los investigadores encontraron que las capas más densas y saladas del océano actúan para aislar el agua de los efectos de dicha fricción. Este efecto de estratificación permite que los remolinos se junten durante todo el año en las aguas más profundas del Ártico. El equipo afirma que “lo que esperamos ver en el futuro es un Ártico que es mucho más vigoroso e inestable y eso tiene implicaciones para la dinámica a gran escala del sistema del Ártico”.

Para llegar a la conclusión, utilizaron un análisis de inestabilidad baroclínica para ver qué podría estar causando el cambio estacional de la actividad de los remolinos. Para ello se ampararon en un conjunto de ecuaciones que fueron capaces de describir la física del océano y que por otra parte ayudaron a determinar cómo las inestabilidades en el océano evolucionaban bajo distintas condiciones.

Así que cuando los investigadores introdujeron los efectos de fricción del hielo marino y el efecto de estratificación en el sistema, el modelo supo producir velocidades del agua que coincidían con las observaciones realizadas previas por los científicos. Esta mayor presencia de remolinos o inestabilidad y turbulencias en el Ártico, podría acabar afectando a la temperatura en el resto del planeta.

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