El planeta Tierra vive inmerso en cambios. Uno de ellos es que el agujero de la capa de ozono ha empezado a cerrarse. Fue en 1989 con la entrada en vigor del Protocolo de Montreal cuando se daba un golpe sobre la mesa al alcanzarse un acuerdo global para proteger la capa de ozono. Entre las medidas incluidas en el Convenio de Viena destacaba la reducción de la producción y el consumo de numerosas sustancias responsables del agotamiento de la misma.

 28 años después de aquella medida, los cambios empiezan a notarse y parece que la capa de ozono comienza a recuperarse. Y hasta cabe la posibilidad de que se termine de cerrar. Al menos esta es la hipótesis que maneja la NASA y que podría hacerse realidad en 2070. Un grupo de científicos ha estado observando la evolución de esta zona de la atmósfera y ha llegado a la conclusión de que para dentro de 50 años habrá retrocedido hasta los niveles de 1980.

La recuperación del agujero de la capa de ozono es una de las mejores noticias con las que comienza el año 2018 en materia de ciencia. Un año que estará marcado por grandes acontecimientos astronómicos como los eclipses solares, las lluvias de meteoritos, el agujero negro de Sagitario A* y nuevas misiones a la Luna, entre otros muchos.

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Los científicos de la NASA han obtenido pruebas suficientes como para afirmar que las sustancias químicas industriales, como los clorofluorocarbonos (CFC), que estaban dañando la capa de ozono han dejado de hacerlo. Concretamente, se ha logrado reducir cerca del 20% el deterioro de la capa de ozono.

"Hemos podido ver claramente que el cloro de los CFC se está reduciendo en el agujero de la capa de ozono, y que la pérdida de ozono se está frenando por ello", ha asegurado Susan Strahan, responsable del proyecto y científica atmosférica de la NASA.

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Los resultados se han obtenido empleando instrumentos diseñados por la NASA y que se encuentran a bordo del satélite Aura. El pasado año, la Agencia Espacial señaló que el tamaño del agujero de la capa de ozono había sido el más pequeño desde 1988, con una extensión máxima de 19,6 millones de kilómetros cuadrados.

Aunque la reducción del agujero de la capa de ozono no es victoria completa para la salud del planeta. Otro de los frentes abiertos es el aumento preocupante del deshielo de la Antártida. 

[Fuente: NASA]