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Alimentos que no te ayudan a estudiar

Andrea Núñez-Torrón Stock

frites, patatas fritas

Un nuevo estudio suma evidencias a la relación entre el intestino y el cerebro y apunta al exceso de grasas saturadas en la dieta como responsable de las dificultades para concentrarse.

Ha visto la luz una nueva investigación publicada en The American Journal of Clinical Nutrition que pone de nuevo sobre la mesa el vínculo entre el intestino y el cerebro, confirmando que las grasas saturadas de origen animal deben reducirse para evitar problemas cognitivos como la falta de concentración. El estudio se incorpora a un extenso cuerpo de estudios enmarcado en lo que los científicos llaman el eje intestino-cerebro.

Los investigadores observaron los efectos de las grasas saturadas en los niveles de concentración a corto plazo de una persona, basándose en datos reunidos para un estudio separado que exploraba los efectos que las comidas con alto contenido de grasas saturadas tenían sobre la inflamación y el cansancio entre las mujeres que habían tenido cáncer.

Los 51 sujetos del experimento realizaron una prueba de rendimiento continua para identificar la concentración, la atención sostenida y los tiempos de reacción a diversos estímulos. Después, los participantes comieron una de las dos comidas de salchicha de pavo, huevos, galletas y salsa. Ambas comidas contenían 60 gramos de grasa: una comida era alta en grasas saturadas, mientras que la otra contenía aceite de girasol, que es bajo en grasas saturadas. Tras cinco horas, completaron e nuevo otro examen de desempeño en las mencionadas capacidades.

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Entre 1 y 4 semanas después, los participantes volvieron a realizar las pruebas, pero modificando la elección de la comida consumida. Antes del día de la evaluación, los participantes comieron tres comidas estándar y luego ayunaron durante 12 horas antes de consumir la comida rica en grasas. Los investigadores también tomaron en cuenta los factores de confusión que pueden haber afectado los niveles relativos de funcionamiento cognitivo de los participantes.

Grasas saturadas: funcionamiento cognitivo reducido

Los sujetos que se alimentaron con comida alta en grasas saturadas obtuvieron peores resultados en la prueba de rendimiento continuo que aquellos que comieron la comida que contenía poca grasa saturada. Annelise Madison, autora principal del estudio subrayó que es bastante notable que hayan visto una diferencia en un período tan reducido de tiempo.

"Debido a que ambas comidas eran ricas en grasas y potencialmente problemáticas, el efecto cognitivo de las comidas ricas en grasas saturadas podría ser aún mayor si se compara con una comida baja en grasas", señaló Madison.

Aunque el estudio no explicó por qué los alimentos ricos en grasas saturadas pueden afectar negativamente el funcionamiento cognitivo de una persona, Madison señala que pueden aumentar la inflamación, lo que también puede afectar el cerebro de una persona. “Podría ser que los ácidos grasos interactúen directamente con el cerebro. Lo que sí muestra es el poder de la desregulación relacionada con el intestino”, apunta la autora.

Un artículo de 2018 que vio la luz en el BMJ que revisó el estado actual de la literatura sobre grasas y salud humana señaló que gran parte de la literatura médica sugiere que el riesgo de enfermedad coronaria se reduce al reemplazar la grasa saturada con grasas poliinsaturadas incluidos los aceites vegetales pero no cuando los carbohidratos son el nutriente de reemplazo.

Este artículo fue publicado en TIcbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.

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