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Así es la experiencia de cargar un coche eléctrico en Madrid

Jakub Motyka

Así es la experiencia de cargar un coche eléctrico en Madrid

En los últimos meses te habrás cansado de escuchar hablar del coche eléctrico. Dicen que el fin del diésel está cerca, y los coches cien por cien eléctricos se presentan como la clara alternativa para sustituirlo. Pero eso suena muy bien solamente sobre el papel, y todos sabemos que la realidad es bien diferente. Para comprobarlo en primera persona, hemos probado a vivir durante una semana la experiencia de cargar un coche eléctrico en una gran ciudad como Madrid.

Es imposible plantearse la opción de comprar un coche eléctrico sin antes tener claro que necesitarás instalar sí o sí un punto de carga en tu garaje. Es una instalación sencilla, y no muy cara, pero resulta imprescindible para cargar la batería en un lapso de tiempo razonable. Por supuesto que la puedes cargar desde un enchufe de toda la vida, pero a no ser que tengas un coche híbrido, que no te sorprenda descubrir que el tiempo para la carga completa se dispara por encima de las diez horas.

La pregunta del millón: Ahora mismo, ¿merece la pena comprar un coche eléctrico?

Ahora bien, teniendo eso claro... ¿qué ocurre si, llegado el momento, queremos cargar el coche fuera de casa? Imaginemos que salimos a dar una vuelta por la ciudad y, por uno u otro motivo, nos vemos obligados a tener que recargar la batería antes de regresar a nuestra vivienda. En Madrid se ven cada vez más puntos de carga por todas partes, y lo lógico sería pensar que en la capital resulta extremadamente fácil obtener algún que otro kWh en caso de necesitarlo... pero la realidad es muy diferente.

En nuestra Zona Motor hemos estado probando recientemente un coche cien por cien eléctrico, y aprovechando la ocasión nos hemos recorrido Madrid de punta a punta en busca de esos prometidos puntos de carga. Lo que hemos descubierto es la dura realidad a la que todavía a día de hoy se tendrá que enfrentar cualquier persona que se decida a invertir su dinero en la compra de un coche enchufable.

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Primer problema: ¿cómo buscas los puntos de carga?

Encontrar un punto de carga para un coche eléctrico en Madrid, así es la experiencia

Cuando vas conduciendo con tu coche con motor diésel o gasolina, lo único que necesitas hacer cuando se te enciende la reserva es echar la vista al frente y localizar la primera gasolinera que haya en tu camino. Dado que las electrolineras están todavía lejos de ser una realidad, y a no ser que te hayas comprado un coche de Tesla, la situación en un coche eléctrico es bien diferente: si te estás quedando sin autonomía, más vale que te des prisa en empezar a buscar el punto de carga.

Pero... ¿cómo se busca un punto de carga en una gran ciudad como Madrid? Desde luego que no es tan fácil como abrir Google Maps, escribir "punto de recarga de coches eléctricos" y empezar a navegar entre los resultados, ya que ni de lejos todos los puntos de carga de la capital están dados de alta como tal en la aplicación de Google. ¿Y cómo lo sabemos? Porque si nos bajamos otra aplicación, véase Electromaps, veremos que hay un mundo de diferencia entre los resultados que nos arrojan una y otra.

Pasa el ratón por encima de la imagen para ver las diferencias
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Es cierto que los sistemas de navegación de los grandes fabricantes del mundo del motor ya están empezando a incluir en los coches eléctricos opciones específicas para buscar puntos de carga, pero incluso en ese caso se trata de soluciones que no muestran realmente todos los puntos para cargar el coche que puede haber en una gran ciudad como Madrid. Al final, tienes que andar complementando la información de diferentes aplicaciones y servicios para hacerte una idea de dónde puedes cargar tu coche cerca de tu posición.

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2º problema: una vez localizado el punto de carga, ¿quién te garantiza que no estará ocupado?

Pero tras un buen rato de búsqueda, imaginemos que ya tenemos localizado el punto de carga que mejor nos encaja en ese momento. Lo añadimos al navegador y salimos directos hacia él empezando a pensar ya en la autonomía que vamos a gastar en el camino hasta nuestro destino. Y nada más llegar, nos encontramos con una sorpresa desagradable...

Llegas y la plaza para cargar el coche está ocupada: una situación de lo más habitual

Esta escena, la de llegar a un punto de carga de coches eléctricos y descubrir que ya hay un coche enchufado a la corriente, es mucho más habitual de lo que parece -y no hablemos ya de las horas punta en los fines de semana-. No hay ningún problema, aparcas en cualquiera de las demás plazas con puntos de carga y listo; ojalá fuera así de fácil, pero la realidad es que ahora mismo la balanza entre coches eléctricos (por no mencionar los híbridos enchufables) y plazas de carga está claramente inclinada hacia los primeros.

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Para muestra de ello, un botón: el centro comercial de Parquesur dispone de un total de 5.800 plazas de aparcamiento, de las cuales hay reservadas exactamente cuatro plazas para cargar un coche eléctrico (y de esas cuatro, dos son de Tesla). Y no es en absoluto un caso excepcional: raro es el aparcamiento de pago, centro comercial o similares que ofrece más de cuatro -seis en el mejor de los casos- plazas para estos menesteres. Por lo tanto, las probabilidades de llegar y encontrarnos con todas las plazas ocupadas son muy altas (y lo irán siendo cada vez más).

3er problema: un momento, ¿por qué mi coche no está cargando?

Un coche eléctrico conectado a una toma CCS

Ahora imaginemos que no solamente hemos encontrado un punto de carga cerca de nuestra ubicación, sino que además llegamos y resulta que está libre. Bien, ya solamente nos queda una cosa: sacar el cable del maletero y enchufar el coche a la corriente. En esto de los conectores de vehículos eléctricos no hay mucha complicación, y aunque si bien es cierto que no existe un único estándar, es fácil encontrar bases de carga con salida Mennekes, CHAdeMO o, casi siempre como segunda opción, un enchufe de toda la vida.

Un punto de carga para coches eléctricos

En algunos puntos de carga no hace falta ni que saques el cable del maletero, ya que la propia estación incorpora la "manguera" necesaria para iniciar la carga; en otras, deberás ser tú el que conecte su propio cable en el enchufe que incorpora la base. Pero no siempre es tan fácil: incluso después de haber llegado al punto de carga y de haber conseguido encontrar una plaza libre, nadie te garantiza que vayas a poder cargar tu coche. Y hay dos motivos que lo explican.

El primero, las averías. Entre los puntos de carga que amanecen misteriosamente desconectados de un día para otro, y los que de verdad tienen alguna avería, al final uno acaba llegando a las estaciones de recarga con el ceño ya fruncido ante la sorpresa que pueda deparar la visita. La buena noticia es que el enchufe convencional rara vez está fuera de servicio en este tipo de puntos de carga, de manera que como recurso de emergencia siempre podemos contar con él para que nos saque de un apuro.

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El segundo punto es un poco más complejo, y está relacionado con las empresas que suministran los servicios de los puntos de carga de coches eléctricos. A día de hoy -y muy a nuestro pesar- no existe el "Repsol de los coches eléctricos", y por lo tanto no hay ninguna gran empresa que esté detrás de todos los puntos de recarga: en lugar de eso, los pocos puntos de carga que hay están repartidos entre muchas manos diferentes.

Eso, por sí solo, no debería ser algo malo. El problema es que estas empresas no parecen estar dispuestas a colaborar entre ellas, y especialmente en el centro de Madrid es habitual encontrarse con que, para cargar tu coche, necesitas tener una tarjeta prepago de una empresa específica. Y si quisieras moverte con un mínimo de tranquilidad por la capital, necesitarías llevar encima las siguientes tarjetas:

Por supuesto, por si alguien se lo estaba preguntando, en ambos casos hablamos de puntos de recarga de pago. Si quieres cargar el coche gratis (cosa en la que, por lo tanto, ya podemos descartar los aparcamientos subterráneos de pago de la capital), entonces el abanico de alternativas se cierra prácticamente hacia un único lugar: las grandes superficies.

Un coche eléctrico cargándose mediante un cable Mennekes

4º problema: caballero, ¿sería tan amable de activarme el punto de carga?

Para cargar un coche eléctrico en Madrid sin pagar, la opción más cómoda son los centros comerciales (y algunos supermercados). En estos lugares puedes cargar tu coche de forma gratuita, pero tal y como suele ocurrir en todo lo que lleva la etiqueta de "gratis", el proceso para dejar el coche cargando no es tan cómodo como en las estaciones de pago. Para empezar, nada más llegar es muy habitual que te veas obligado a llamar a alguien del personal de seguridad para que active el punto de carga.

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Además, al ser lugares pensados para que la gente solamente cargue el coche el tiempo que esté comprando, no es raro que la carga se desactive automáticamente pasada una o dos horas desde la conexión inicial. Una o dos horas será un tiempo razonable para cargar un coche... el día en que las velocidades de carga sean realmente aceptables. Y ahí entramos en el quinto y último problema.

5º problema: la velocidad de la carga

Así es el cargador que podemos encontrar en cualquier punto de carga en Madrid

Cuando al comienzo del artículo decíamos que para comprar un coche eléctrico hay que tener sí o sí un punto de carga en el garaje, lo hacíamos por un motivo: las velocidades de carga. En un coche eléctrico estándar, con una batería de entre 35 y 40 kWh, la carga completa desde un enchufe de pared puede llevar más de 14 o 15 horas. Por lo tanto, el porcentaje de batería que podríamos llegar a cargar en una o dos horas en la calle utilizando este conector es insignificante.

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Ahí entran en juego los otros conectores que sí ofrecen velocidades algo más aceptables: está el Mennekes-Mennekes, que en el mejor de los casos puede llegar a ofrecer una velocidad de carga de hasta 22 kW; está el CCS (Combo), que es capaz de llegar hasta 43 kW; y el CHAdeMo, que presume de hasta 62.5 kW en el mejor de los casos. Pero ninguna de estas cifras se acercan a lo que después te encuentras en la realidad, ya que (casi) siempre la potencia de estos cargadores está limitada muy por debajo de lo que de verdad son capaces de ofrecer.

Velocidad de carga de un punto público con conector CCS

Para muestra de ello, otro ejemplo real: en el punto de carga de un Lidl que encontramos el municipio de Coslada (en los alrededores de Madrid), dimos con un cargador que incluía un conector CCS que técnicamente debería ser capaz de ofrecer hasta 20 kW; en la realidad, el cargador a día de hoy está limitado a 7 kW, y tras una hora de carga (una hora tras la que, nada más cumplirse este lapso de tiempo, el cargador se desactivó automáticamente) tan solamente conseguimos 7,69 kWh.

Por lo tanto, en condiciones ideales (es decir, un coche con alrededor de 35 kWh de batería) sería necesario que pasáramos al menos cinco horas dentro del supermercado haciendo la compra para tener el coche completamente cargado a la vuelta. Es evidente que estos cargadores no están diseñados para cargar un coche de cero a cien, pero salta a la vista que a día de hoy tampoco son suficientes ni siquiera para una carga rápida de 20 o 30 minutos.

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Pero aún con todo, empieza a ser un excelente momento para comprarse un coche eléctrico (o al menos un híbrido enchufable)

Un conector Mennekes en un coche eléctrico

Después de todo lo que os hemos contado a lo largo del artículo, más de uno podrá estar teniendo ahora mismo la sensación de que todavía no es el momento de comprar un coche eléctrico. Y no es así: el diésel ya ha demostrado que es un veneno para nuestra salud, y cuanto antes dejemos atrás los motores de combustión, más posibilidades tendremos de intentar reparar al menos parte de todo el daño que nos hemos causado a nosotros mismos. Por lo tanto, al menos desde el punto de vista del medioambiente, por supuesto que sí es buen momento para pasarse a lo eléctrico.

Pero es que incluso desde el punto de vista práctico también lo empieza a ser. Los coches eléctricos ya están empezando a ofrecer autonomías reales de 200, 250 o incluso 300 kilómetros, lo que para una persona como tú o como yo es más que suficiente para ir al trabajo por la mañana y volver a casa por la tarde habiendo cargado el coche en el garaje durante la noche. Y si a la vuelta del trabajo necesitas pasar por el supermercado para hacer la compra, con esa autonomía te seguirán sobrando kilómetros al llegar a casa.

¿Cuál es el verdadero problema? Efectivamente, el precio. Estamos en una fase inicial en la que, tal y como suele pasar con cualquier producto recién llegado al mercado, hay poca variedad de coches eléctricos y los pocos que hay son muy caros. Y, por desgracia, lo mismo se aplica también para los híbridos enchufables.

En este aspecto no hay debate posible: para la gran mayoría de nosotros, el coche cien por cien eléctrico no será una alternativa hasta que no cueste lo mismo que cualquier otro coche a día de hoy. Y para eso tan solamente nos queda tener paciencia.

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