Bruselas decidirá hoy si eliminar el cambio de horario

Hoy podríamos despedirnos para siempre del tedioso cambio de horario, porque la Unión Europea va a proponer a los europeos permanecer en el horario de verano. 

Hasta ahora las leyes comunitarias obligan a los 28 miembros a adelantar una hora de los relojes el último domingo de marzo para meses después en octubre, retrasarla, siguiendo la evolución de la luz diurna a lo largo de la traslación de la Tierra.

Finlandia fue el primer país en dar el paso para pedir que se acabara con esta costumbre y en febrero de este año el Parlamento Europeo se comprometió a estudiar esta opción que hoy se debatirá. 

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Tras ver los resultados de una encuesta realizada a casi cinco millones de ciudadanos europeos, en la que el 80% votó a favor de suprimir el cambio de hora, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea ha dicho "La gente quiere que se haga, así que lo haremos". La idea sería continuar con el horario de verano de manera permanente, aunque la medida aún debe ser aprobada por una votación entre todos los países miembro. 

El principal argumento que se ha usado durante años para conservar este sistema ha sido el ahorro de energía. Durante la escasez de energía eléctrica que hubo a causa de la Primera Guerra Mundial, se llegó a esta solución para que los ciudadanos de Europa tuvieran más luz a la hora de levantarse y así redujeran el consumo de luz. La medida se volvió a implantar durante la Segunda Guerra Mundial y se quedó definitivamente hasta ahora. 

Sin embargo, este ahorro de energía se ha vuelto insignificante ya que la mayor parte del gasto en la factura mensual no viene precisamente de la luz, sino del resto de dispositivos que se usan. Los estudios que ha consultado la Comisión Europea explican que el porcentaje de ahorro que se produce con el cambio de horario en verano se sitúa entre el 0,5 y el 2,5%. 

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Tampoco produce una disminución clara del riesgo de accidentes de tráfico, pero si existen muchos estudios que aseguran que este cambios de hora suponen un impacto relevante en los biorritmos humanos, porvocando cansancio y falta de concentración entre los ciudadanos. 

Si se termina por eliminar la obligatoriedad de este cambio la pega sería que cada país miembro sería libre de elegir su zona horaria. Bruselas espera que sea cual sea el desenlace, entre los socios europeos prime la unilateralidad y se respete un marco común.