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La ciencia tiene una explicación (o excusa) a que no te guste madrugar

dormir
Business Insider España

Como bien sabemos todos, cuando suena el despertador hay tres tipos de personas: los que se despiertan como si ya hubiesen tomados dos cafés, los que lo hacen a su ritmo pero sin pausa y a los que les cuesta un mundo levantarse y hasta media mañana no están despiertos. ¿Pero esto ocurre por vagancia o nuestro cuerpo viene programado así de fábrica?

En el Centro de Medicina del Sueño de la Universidad de California dividen a la gente entre alondras y búhos. Según sus estudios, existe gente de mañana y otra de tarde, igual que hay quien se concentra más por las mañanas y otros por las noches. No es un hábito, son así y la culpa es del ritmo circadiano.

Este ritmo toma forma en el núcleo supraquiasmático, una región del cerebro con más de 20.000 células nerviosas que se encargan de mantener el cuerpo a su velocidad habitual y controlar detalles como la digestión de los alimentos, el nivel hormonal o los ritmos de sueño.

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Según el Centro de Medicina del Sueño de la Universidad de California, las personas alondra viven en “fase avanzada” y se cansan antes según pasa el día; los búhos, al contrario, no se sienten cansados hasta bien llegada la noche. Aunque estas características también van unidas a la edad: los ancianos son más alondras y los jóvenes búhos.

¿Se puede cambiar esto? Algo sí, pero no es fácil. Aunque con la edad va cambiando el ritmo vital de las personas, se puede forzar mediante un esfuerzo diario. La rutina hace al cuerpo y si se quiere madrugar con mejor cuerpo, al esfuerzo por hacerlo, hay que sumar el acostarse en total oscuridad, que los receptores del ojo no detecten ninguna luz que indique al cerebro que todavía no es de noche.

En resumen, ya se puede poner la excusa de que somos así, aunque (desgraciadamente) también se puede decir que con mucho esfuerzo es posible cambiar.

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