Cómo se produce un sonido de cine con Dolby Atmos

El sonido es parte del alma de cualquier película y ha de formar un equipo perfecto con las imágenes que se proyectan en la pantalla cuando se apagan las luces de la sala. Esto ocurre casi desde los comienzos del cine.
El sistema utilizado entonces era bastante rudimentario: un piano se encargaba de ponerle música a las escenas, mientras que un narrador contaba lo que ocurría y se añadían algunos efectos especiales. Todo esto pasaba en directo, con los espectadores ya en la sala.
De aquello ha pasado más de un siglo. Los elementos siguen siendo los mismos y también su intención, transmitir emociones y sensaciones, pero los sistemas utilizados para ello, como Dolby Atmos, han dado pasos de gigante para conseguir que el espectador se sumerja irremediablemente en la historia.
Del sonido mono al inmersivo
En ello lleva trabajando Dolby Laboratories desde 1965. Una empresa fundada por Ray Dolby en Inglaterra para mejorar los sistemas de registro de sonidos y reducir el ruido. La compañía se trasladó poco después a Estados Unidos donde introdujo por primera vez su tecnología dentro de una producción cinematográfica: “La naranja mecánica” (1971).
Desde entonces el nombre de Dolby ha ido unido inexorablemente al cine. “Del sonido mono con un altavoz que se colocaba detrás de la pantalla se evolucionó al estéreo. A lo largo de todos estos años ha habido muchos tipos de tratamiento del sonido, cinematográficamente hablando, hasta que apareció Dolby Surround”, nos cuenta Javier Valdés, fundador y socio de Ad Hoc Studio, uno de los estudios de postproducción más avanzados de Europa. “Era un sistema de sonido casi inmersivo y se estandarizó en un 5.1 con tres altavoces situados detrás de la pantalla y dos surroud detrás”.
El siguiente paso fue seguir trabajando para conseguir el objetivo que siempre había inspirado a la compañía: tratar de ofrecer al espectador un sonido lo más parecido posible a la realidad, que se mueva alrededor del espectador. Y así fue cómo nació Dolby Atmos, como una evolución natural del 5.1.

Trabajando con objetos sonoros
Hasta el desarrollo de este nuevo sistema, la banda sonora de una película se limitaba a un conjunto de canales que transmitía los sonidos desde unos pocos ángulos y todos mezclados, así que para enfatizar uno determinado había que disminuir otro.
En Dolby Atmos es posible tratar cada sonido de manera independiente a través de lo que han denominado objetos de audio. Estos se pueden situar por todo el espacio de la sala cine rodeando al espectador y acrecentando la sensación de realidad.
“En el cine la función básica del sonido es contar la historia. Atmos te permite sumergir al espectador un poco más en ella y tratarlo de una forma diferente a como se había hecho hasta ahora, sobre todo en términos de espacio”, describe Álex Alcántara, técnico de sonido de Ad Hoc Studio.
Alcántara menciona la flexibilidad como una de las grandes ventajas de este sistema. “Ahora puedes elegir un elemento sonoro y moverlo libremente por la sala, y no sólo en dos dimensiones –largo ancho– también en altura”.
Por eso uno de los requisitos técnicos es contar con altavoces en el techo, es la única forma de conseguir que los sonidos de la película se muevan alrededor del espectador.

La mezcla perfecta
Hasta que llega ese momento en el que el público se sienta en la butaca para disfrutar con todos sus sentidos de una película, hay una media de cuatro meses de trabajo de postproducción para un adecuado tratamiento del sonido. Tiempo al que hay que añadirle un mes más si también hay que hacer el doblaje.
“Una vez que se ha registrado la interpretación del actor de doblaje, se lleva a la sala de mezclas donde se integra dentro de la película. La tenemos que mezclar por niveles con los efectos y la música, que vienen dadas por el cliente y son inalterables, y luego convertir esa voz en creíble”, describe Alcántara.
“Una voz grabada con un micro muy sensible a una corta distancia no es natural, gana más en calidad pero luego hay que tratarla para que el espectador no perciba que ahí hay un micro y no perciba la trampa. Hay muchos sonidos como salivas, gestos de la lengua... e incluso ruidos y respiraciones que tenemos que eliminar, editar o tratar la voz para compensarla con ecualización para tenerla controlada y que funcione con la mezcla completa de todo el sonido de la película”.
Dolby Atmos aporta una definición más clara del sonido y es posible alcanzar niveles cualitativos bastante más altos, pero como apunta Alcántara hay que saber usarla hasta cierto límite porque también funciona muy bien con cosas estáticas.
Javier Valdés nos recuerda que la tecnología se ha democratizado mucho y ahora las máquinas las tiene todo el mundo, “pero a la hora de mezclar una película necesitas talento”. Aquí es donde entra el juego la maestría de cada uno.
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