El derretimiento del permafrost en el Ártico podría acabar liberando desechos radiactivos e incluso despertar virus

El derretimiento del permafrost también podría liberar millones de toneladas de dióxido de carbono y metano cada año.
Un informe señala que el deshielo del permafrost provocado por el cambio climático puede acabar liberando microbios atrapados e incluso material radiactivo que data de la Guerra Fría.
Los investigadores encontraron que, al analizar los registros históricos y los estudios sobre contaminación anteriores, los microbios que han estado encerrados en el permafrost durante milenios pueden acabar despertando por el cambio climático, señalan desde livescience.
Y es que el cambio climático derrite el hielo ártico y los microbios se descongelan, pudiéndose liberar bacterias resistentes a los antibióticos actuales o incluso introducir virus que los humanos nunca antes habían encontrado.
El permafrost cubre aproximadamente 23 millones de kilómetros cuadrados del hemisferio norte y su espesor varía desde menos de 1 m a más de 1000 m, según el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC).
Y es que la mayor parte de la capa de permafrost en el ártico ha persistido durante 800.000 a 1 millón de años pero el cambio climático podría cambiar absolutamente todo.
Y es que el calentamiento en el Ártico está progresando dos veces más rápido que en otras partes del mundo y en los últimos 15 años se ha derretido la región hasta el punto en que el paisaje helado se ha transformado en algo que no se había visto nunca.
Y es que además del riesgo de que se liberen nuevos virus o desechos radiactivos, el derretimiento del permafrost puede acabar liberando millones de toneladas de dióxido de carbono y metano cada año, una cantidad que podría aumentar de forma considerable conforme nuestro planeta se siga calentando.
Especialmente preocupante son los desechos radiactivos porque desde que comenzaron las pruebas nucleares en la década de 1950 se han vertido materiales radiactivos en el Ártico.
En concreto durante la Guerra Fría, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1991, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética realizaron pruebas de investigación nucleares en el Ártico que han dejado altos niveles de desechos radiactivos en el suelo y en el permafrost.
Otros artículos interesantes:
Descubre más sobre David Hernández, autor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Computerhoy.