Un equipo de científicos del Instituto Gladstone de San Francisco (Estados Unidos) ha descubierto que un fármaco contra el cáncer ayuda a quemar grasas sin necesidad de comer menos, que en el futuro podría constituir un nuevo tratamiento para combatir la obesidad.

Esto es posible debido a que la acción de este medicamento favorece la creación de células grasas marrones. La función de las células adiposas en el organismo no es otra que la de almacenar energía. No obstante, no todos los adipocitos son iguales: por un lado están las grasas blancas, que son las que guardan el exceso de energía y se acumulan en depósitos, y por otro están las células adiposas marrones, que son las que el organismo quema para mantener la temperatura corporal y generar el calor necesario. 

Por este motivo, contar con unos niveles más elevados de células grasas marrones permite perder peso de una forma más rápida, ya que se queman con mayor facilidad y no se acumulan en depósitos como las blancas. De este modo, las personas con mayores cantidad de adipocitos marrones tienen menor grasa corporal, y el aumento de estas células en tan solo 50 gramos puede conducir a una pérdida de peso de cuatro a nueve kilos en un año.

"La introducción de la grasa marrón es un enfoque nuevo para el tratamiento de la obesidad y las enfermedades metabólicas asociadas, como la diabetes tipo 2", explica Baoming Nie, primer autor del estudio. "En la actualidad, todos los medicamentos para bajar de peso controlan el apetito, y no hay nada en el mercado que se dirija al gasto de energía. Si podemos incrementar los niveles de grasa marrón y potenciar su función en el organismo, podríamos quemar la energía almacenada en la grasa blanca con mayor facilidad".

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En su estudio, los científicos han utilizado la reprogramación celular para convertir células precursoras del músculo y adipocitos blancos en grasa marrón. El equipo probó más de 20.000 productos químicos hasta dar con uno que cambia la identidad de las células con mayor eficacia, que se trata de un medicamento contra el cáncer llamado bexaroteno. 

Para poner a prueba su hallazgo, los investigadores sometieron a un grupo de ratones a una dieta alta en calorías durante cuatro semanas, y la mitad de los individuos los trataron con bexaroteno y la otra mitad no. Transcurrido este tiempo, los que habían tomado el tratamiento tenían más grasa marrón, quemaban más calorías, contaban con menos grasa corporal y habían ganado menos peso que los otros roedores. 

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No obstante, el medicamento tiene efectos secundarios potenciales que pueden surgir al consumirlo, por lo que el equipo continúa trabajando para desarrollar una variante más inocua y segura.