Con el dinero que los japoneses se gastan en el Pachinko, podrían comprar Nueva Zelanda
El Pachinko vuelve locos a los japoneses. El 10% de la población juega al menos una vez a la semana. Es un juego de apuestas centenario en el que cada año se gastan 171.900 millones de euros, el equivalente al Producto Interior Bruto de Nueva Zelanda.
En los negocios asociados al Pachinko trabajan más personas que en los 10 principales fabricantes de automóviles. Este juego de apuestas genera el doble de dinero que la exportación de automóviles de Japón, y 30 veces más que las ganancias de los casinos de Las Vegas.
En Japón apostar por dinero es ilegal, así que los dueños de los locales de Pachinko han ideado un ingenioso sistema de compraventa de premios, para burlar la ley. En este vídeo puedes ver cómo funciona una máquina moderna de Pachinko:
Al introducir dinero en la máquina compras docenas, incluso cientos de pequeñas bolas de metal. Estas bolas se lanzan con diferente fuerza girando una rueda que hay en el lateral derecho de la máquina.
El objetivo es que las bolas caigan rebotando por ciertas ranuras, para conseguir aumentar la puntuación. Otras ranuras hacen que pierdas las bolas, o te las devuelven para que puedas volver a jugar.
Por supuesto, como ocurre con las tragaperras que tenemos aqui, las máquinas están diseñadas para que solo den cierta cantidad de premios, y el dueño del Pachinko siempre gane dinero.
A medida que juegas, si tienes suerte, vas ganando más y más bolas. Y aquí llega la trampa legal.
Como en Japón está prohibido apostar por dinero salvo en ciertos juegos regulados, las bolas que consigues las canjeas por premios: peluches, consolas, comida, incluso jabón. Después vas a un local que hay al lado del salón de Pachinko, y allíte compran esos premios, consiguiendo dinero real. Es decir, al final consigues dinero por las apuestas, pero tienes que hacerlo a través de un intermediario. Un proceso hasta hace poco dominado por la Yakuza (la mafia) japonesa.
Ya se jugaba a una primera versión del Pachinko en el siglo XVIII.
Esta máquina de madera que puedes ver a la izquierda de la imagen, se fabricó en el año 1750. Después se popularizaron las máquinas mecánicas, como la que se muestra a la derecha, que data de los años 50 del pasado siglo. Actualmente todas son electrónicas, como las del vídeo.
El negocio de los Pachinko, más de 10.000 locales en todo Japón, y cuyas máquinas más populares están fabricadas por compañías de consola como SEGA, está dominado por los japoneses de origen coreano. Durante la Segunda Guerra Mundial Japón obligó a muchos coreanos a trabajar en el país. Cuando la guerra terminó no se les permitía ejercer los oficios convencionales, así que muchos se vieron obligados a dedicarse a negocios alegales, como el Pachinko.
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En las últimas décadas, gracias a las inmensas ganancias del juego, se estima que los coreanos han enviado miles de millones a su país de origen, Corea del Norte.
En un intento de parar la adicción al Pachinko Japón ha legalizado los casinos con otros juegos, aunque estableciendo cupos de ganancias y asistencias semanales. Pero es difícil frenar un juego que mezcla costumbres centenarias, ocio, y apuestas.
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Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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