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La energía nuclear y el gas natural ahora van a ser energías verdes, según la UE

La energía nuclear verde es el reto de China
Foto del redactor Carolina González ValenzuelaFoto del redactor Carolina González Valenzuela

Redactora de Tecnología

Bruselas lanza su polémica propuesta para clasificar a la energía nuclear y al gas como fuentes de energía necesarias para la transición hacia una generación sin emisiones de CO₂.

Pese a que estos dos tipos de energías ni tienen un color verde ni son limpias, la Unión Europea podría llamarlas verdes de todos modos. Y es que la Comisión Europea está planeando reclasificar la energía nuclear y algunas formas de gas natural como verdes, abriendo la puerta a que miles de millones de dólares fluyan hacia la nueva categoría de inversión sostenible. 

El gran objetivo de la política medioambiental de la UE es alcanzar la emisión neta de carbono cero en 2050, por lo que en 2020 se creó la taxonomía de la UE, un sistema de clasificación que detalla las inversiones que considera sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Puedes consultar el pdf aquí.

El sistema se diseñó para ayudar a dirigir el capital hacia categorías libres de emisiones, como la energía solar y la eólica. Pue bien, la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero, pero actualmente no está en la lista de la taxonomía y el gas natural, que produce mucha menos contaminación que los combustibles fósiles tradicionales, tampoco.

Con esto sobre la mesa, el plan de la UE es que teniendo esto en cuenta, ambas energías ahora sí que figuren en esa lista, según unas filtraciones de este plan.

El proyecto legal señala que “al proporcionar una fuente estable de suministro de energía, la energía nuclear facilita el despliegue de fuentes renovables intermitentes y no daña su desarrollo”.

Ahora bien, sólo las centrales nucleares que utilicen las normas más actualizadas para la eliminación de residuos obtendrán la etiqueta verde.

En el caso del gas, la etiqueta verde se concederá a las plantas en funcionamiento que emitan menos de 100 gramos de dióxido de carbono (CO₂) por kilovatio hora.

Su inclusión lógicamente supone un impulso para los mercados energéticos internacionales. El Banco Central Europeo calcula que sólo el 1,3% de los mercados de renta fija y variable de la UE, unos 290.000 millones de euros, financian actualmente actividades sostenibles, pero esa cifra podría aumentar hasta el 10% con la nueva taxonomía.

La propuesta, previsiblemente muy polémica, tiene a los altos cargos de la Comisión Europea divididos. Los que están en contra consideran que al incorporar ambas fuentes de energía se corre el riesgo de arruinar la credibilidad de una taxonomía que aspiraba a convertirse en un referente mundial. Por supuesto, no hablemos de grupos como Greenpeace que rechazan por completo esta propuesta. 

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Redactora de Tecnología, especializada en inteligencia artificial y ciberseguridad.

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