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El uso de energía solar obtenida en el espacio podría estar más cerca de lo que pensamos

Satélite Láser

En los años 40, el escritor y científico Isaac Asimov propuso en sus obras de ciencia ficción la idea de obtener energía solar en el espacio y enviarla a la Tierra, aprovechando así esta fuente de energía sin limitaciones. 

A día de hoy los sistemas de obtención de energía solar en el espacio han dejado de ser algo posible únicamente en la ciencia ficción. De hecho, varios países llevan años considerando como una prioridad el desarrollo de proyectos de este tipo.

Hace unos meses, los científicos del Naval Research Lab de EEUU, se reunieron en el Canal de Ensayos Hidrodinámicos David Taylor, perteneciente a la Marina estadounidense. Allí realizaron una demostración de un sistema que permitiría transmitir con facilidad energía solar obtenida fuera de la Tierra a cualquier punto del planeta

Inventos que fueron anticipados por la ciencia ficción

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Situaciones políticas, artilugios mecánicos, cambios sociales... Todo puede ser analizado e imaginado por la ciencia-ficción. En este artículo os mostramos algunos inventos que primero fueron descritos por escritores con una gran imaginación.    

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El dispositivo consistía en un sistema de láseres infrarrojos que apuntaban hacia unas células fotovoltaicas instaladas en el otro extremo del canal, a una distancia considerable. Estas células fotovoltaicas a su vez estaban conectadas a una cafetera. 

Al activar los láseres infrarrojos se transmitieron 400W hacia los paneles solares, cantidad de energía suficiente para alimentar varios electrodomésticos pequeños. Consecuentemente, la cafetera conectada a las células fotovoltaicas entró en funcionamiento.

Lo que este experimento demuestra es que es posible transmitir electricidad a grandes distancias sin necesidad de cables, únicamente mediante señales inalámbricas. Esto permitiría desarrollar dispositivos cuya función sea recolectar energía solar fuera de la Tierra, convertirla en microondas o láseres, y enviarla a cualquier lugar que necesite suministrarse de electricidad.

Las aplicaciones de este proyecto son muy llamativas. Permitiría abastecer de energía lugares remotos de difícil acceso, zonas sin suministro por incendios y catástrofes naturales… Y por supuesto, podría proporcionarnos electricidad en nuestro día a día.  

Además, uno de los puntos que convierten el proyecto en algo tan atractivo es que ese envío de electricidad no produce ningún desplazamiento de masa ni efecto visual alguno. Resulta tan inocuo como la transmisión de datos entre satélites y antenas, por lo que no tendríamos que preocuparnos de mantener condiciones idóneas durante el envío de energía.

Hasta ahora, muchos proyectos de este tipo habían carecido de apoyo económico debido a la reducción de costes que representa la instalación de paneles fotovoltaicos. Pero las ventajas que este sistema ofrece frente a las instalaciones terrestres (obtendría energía de modo constante sin limitaciones como el clima o las horas sin luz solar) y la posibilidad de que el proyecto pudiera desarrollarse a coste reducido han conseguido despertar el interés del Gobierno y el Ejército estadounidense. 

Este renovado interés podría ser muy beneficioso para la ciencia. En octubre, el U.S. Air Force Research Laboratory anunció que destinarán 100 millones de dólares para construir un satélite dedicado a la obtención de energía solar.      Estados Unidos se ha convertido así en otro de los países que buscan aprovechar la energía solar al máximo poniendo la mirada en el espacio.

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