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La locura de Elon Musk: ¿real o intencionada?

¿Está Elon Musk loco?

No hay nada más impredecible que un multimillonario con poder. Elon Musk es el hombre más rico del mundo y la compra de Twitter le da acceso al Big Data de cientos de millones de personas.

Es una pregunta que cada vez más gente se hace, viendo su comportamiento: ¿Está Elon Musk loco? Una palabra que no existe para las multimillonarios. Solo los pobres están locos. Los ricos son "excéntricos".

El CEO de Tesla y fundador de SpaceX, Elon Musk, se presentó el pasado jueves en la sede central de Twitter en San Francisco, cargando con un lavabo. Puedes verlo en la foto de apertura de la noticia.

Hace unas semanas se cambió el título en Twitter por el de "vendedor de perfumes", y anunció la venta del perfume "Pelo Quemado" a través de su compañía The Boring Company, la misma que vendió su famoso lanzallamas. En unas horas ya había vendido más de 10.000 perfumes, a más de 100 euros la unidad.

Tuvo una época en la que escribía mensajes completamente incomprensibles en Twitter, letras al azar sin sentido. Y otra la que se dedicaba a hacer memes de mal gusto sobre personajes con los que no se lleva bien, como Bill Gates:

"Por si necesitas perder una erección", se burla Musk. Sin comentarios. La lista de excentricidades de Elon Musk es demasiado larga, como para enumerarlas todas. ¿Está Elon Musk loco?

Elon Musk ha confesado que sufre el Síndrome de Asperger. Un trastorno dentro del espectro autista que afecta a la interacción social, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento, así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes, según los psicólogos.

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Es un trastorno bastante común que no tienen nada que ver con la locura, sino con la dificultad para relacionarse, o para aceptar otras opiniones.

Eso explicaría algunos comportamientos extravagantes de Musk.

Elon Musk el influencer

Hasta hace poco su peculiar comportamiento se veía como las típicas salidas de tiesto de un magnate de los negocios.

Pero en los últimos años, Elon Musk no ha dejado de acumular poder e influencia política. Se ha convertido en el mayor influencer del planeta. Un influencer al que le gusta ser un troll.

Puede que Elon Musk haga y diga algunas tonterias, pero desde luego no está loco. Durante años ha sabido atraer a las masas en Twitter y lo ha usado en su beneficio.

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Ha utilizado la red social para manipular la cotización de las criptomonedas, según apoyase a una u otra. También para manipular las acciones de Tesla, acción por la que fue obligado a abandonar la presidencia de Tesla (no así la posición de CEO), y a pagar una multa de 20 millones de dólares.

Y la usa, por supuesto, para promocionar sus empresas o vender sus excéntricos perfumes y lanzallamas. Y ahora, Elon Musk es dueño de Twitter.

Demasiado poder en una sola persona

¿Por qué arrastra a tanta gente y es cada vez más influyente? "La gente está pendiente de cada una de sus palabras porque ha cumplido muchas veces", afirma el senador demócrata Richard J. Durbin.

Y así es. Al contrario que los políticos, Elon Musk cumple con su "programa electoral". 

Ha convertido a Tesla en la referencia del coche eléctrico, y ha conseguido que Estados Unidos termine con la humillación de pagar cientos de millones de dólares a Rusia para llevar a sus astronautas a la Estación Espacial Internacional. Ahora lo hace SpaceX. Y eso es algo que valoran mucho los norteamericanos.

Elon Musk es también pieza clave en la seguridad del país, ya que sus satélites Starlink los usan el gobierno y los ejércitos.

Y ahora, con la compra de Twitter, los datos privados de cientos de millones de personas están en manos de una sola persona. Datos que puede emplear para beneficiar a sus empresas. O para otras cosas difíciles de imaginar.

Elon Musk, el mesías

Lo que comienza a preocupar gravemente a los políticos del gobierno estadounidense, en su cada vez mayor intromisión en la política... saltándose todas las reglas.

Durante años Musk ha mantenido una posición neutral, donando dinero a los dos grandes partidos, los demócratas y los republicanos.

Pero ahora no ha dudado en criticar a Biden, llamándolo "un preso de los sindicatos", y ha dicho que votará Republicano en 2024. También tiene la intención de perdonar a todos los expulsados de Twitter, incluyendo negacionistas que han difundido información falsa sobre las vacunas o el cambio climático... y a Donald Trump.

Es un actor importante en la invasión de Ucrania, ya que ha donado sus satélites a los ucranianos para que puedan comunicarse en la batalla o entre miembros del gobierno. Y casi todos los días charla o se reúne con presidentes del gobierno y políticos influyentes, para introducir sus satélites, sus cohetes y sus coches en otros países.

El gran problema es que Elon Musk se ve a sí mismo como un mesías, el salvador de la humanidad. Un emprendedor que está por encima de ciertas leyes y reglas, porque su fin último en beneficiar a la humanidad.

Sus coches Tesla luchan contra el cambio climático, sus satélites Starlink son la única forma de comunicarse para muchas personas, y quiere llegar a Marte con SpaceX porque está convencido de que vamos a destruir la Tierra, y la humanidad tendrá que emigrar a otro planeta. Él será el salvador que la llevará a Marte con sus cohetes.

Ha pedido una tregua / rendición a Ucrania para "evitar una guerra nuclear", irritando a sus políticos, y también ha propuesto un pacto en Taiwán, como si fuese un gran estadista, o un pacificador. Ha confesado que conversó con Putin, aunque mucho antes de la petición de tregua en Ucrania.

Lo ha vuelto a decir ayer mismo con la compra de Twitter, es un acto para salvar la civilización: "La razón por la que adquirí Twitter es porque es importante para el futuro de la civilización tener una plaza común digital, donde se pueda debatir una amplia gama de creencias de manera saludable, sin recurrir a la violencia".

Es este mesianismo el que preocupa a los políticos. En manos de un multimillonario impredicible con una gran influencia política y tecnológica, y ahora con su propio canal privado para acceder a cientos de millones de personas, puede conseguir lo que quiera.

Jill Lepore, historiadora y periodista, afirma en The Washington Post: "Deberíamos estar preocupados, no porque sea inevitable que su influencia sea maligna, sino porque es inevitable que sea una gran influencia".

¿Está Elon Musk loco? Desde luego que no. Es excéntrico e impredecible, pero un genio de los negocios y la tecnología, con una capacidad para atraer a la gente como no se había visto desde Steve Jobs. Veremos a dónde nos conduce la compra de Twitter.

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