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Estas son las 6 cosas que más asco nos dan, según la ciencia

Sentir asco

Un equipo de investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM por sus siglas en inglés) ha llevado a cabo un estudio que determina cuáles son las 6 cosas que más asco nos dan. De acuerdo con los científicos, la repugnancia que nos producen ha permitido que nuestros antepasados eviten las infecciones, por lo que consideran esta sensación está estrechamente vinculada con la prevención de enfermedades.

¿Te desagradan los gusanos, la comida en mal estado o las heridas abiertas con pus? Si la respuesta es afirmativa, esto no significa que seas demasiado escrupuloso: según la ciencia, se debe a un mecanismo que ha permitido al ser humano mantenerse lejos de las infecciones y las posibles enfermedades. 

Así se desprende de los resultados de este estudio, que se basa en las respuestas a una encuesta de más de 2.500 personas. Los investigadores plantearon a los participantes 75 escenarios potencialmente repugnantes para que calificaran el nivel de asco que les producían, en una escala desde el "no desagradable" a "extremadamente asqueroso". 

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El equipo analizó las respuestas de los voluntarios para identificar las 6 cosas que más asco producen a los seres humanos. Son las siguientes:

  • Heridas infectadas con pus. 
  • Falta de higiene. El mal olor corporal fue valorado como una de las cosas más desagradables.
  • Alimentos podridos o con signos de estar en mal estado.
  • Prácticas sexuales de riesgo.
  • Parásitos, insectos o animales que son vectores de enfermedades (ratas, mosquitos, etc.).
  • Señales de infección en otras personas o animales.

Curiosamente, las categorías están relacionadas con los signos de amenaza de las enfermedades infecciosas, por lo que sus resultados confirman la "teoría de la evitación del parásito", que señala que el asco se desarrolló con la finalidad de reducir los riesgos de infección. Este comportamiento se da tanto en los animales como en las personas.

"A pesar de que empezamos a comprender cómo se transmiten las enfermedades en el siglo XIX, está claro que la gente tiene un sentido intuitivo de qué evitar en su entorno", afirma Micheal de Barra, codirector de la investigación. "Nuestra larga coevolución con la enfermedad ha conectado este sentido intuitivo con lo que puede causar las infecciones".

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