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Este insecto es capaz de conducir un robot siguiendo olores

Jakub Motyka

Este insecto conduce un robot siguiendo olores

Desde la Universidad de Tokio acaban de poner en duda la creencia de que los perros son los mejores aliados a la hora de localizar personas u objetos siguiendo un olor. Estos científicos japoneses han demostrado que los insectos también tienen un excelente sentido del olfato, pero lo más curioso es cómo lo han hecho: han sentado a una polilla al volante de un robot con ruedas.

Para demostrar su teoría, los miembros del estudio han construido un sencillo robot con ruedas que se controla a través de los movimientos de un pequeño objeto esférico (una pelota) situado en su interior. El robot está programado para moverse en base a los movimientos de esta pequeña bola, la cual gira libremente en función de los movimientos de la polilla que hay situada justo encima.

La polilla es, por lo tanto, la que realmente conduce el robot por el suelo. Y ahora llega la parte más importante del experimento: delante del robot hay un "señuelo" que emite un determinado olor y, utilizando los conductos de aire que incorpora el robot en la parte frontal, los científicos han mostrado en un vídeo cómo la polilla es capaz de llevar el robot exactamente hasta el origen del olor.

De todos los caminos que podía haber seguido el insecto, el experimento ha permitido comprobar que, tarde o temprano, la polilla siempre lleva el robot hasta el lugar desde el que se está originando el olor. En algunos casos da más vueltas de las que necesitaría, pero siempre consigue alcanzar el punto exacto del origen del olor -el cual procede de una mezcla química específica-.

Lo que hace el insecto al detectar el olor es seguir su instinto para llegar hasta él, y en realidad el robot únicamente "transforma" los movimientos de las patas de la polilla en movimientos de las ruedas. De lo que se trata no es de demostrar que los insectos tienen un excelente olfato, cosa que ya se sabía, sino que esta característica se puede trasladar a un simple robot con algunas líneas de código.

El camino que sigue el insecto para llegar hasta el origen del olor

El experimento parte de la base de que todos los insectos, de cara a garantizar su superviviencia, nacen con una enorme capacidad para localizar olores (PDF). La mariposa de seda (Bombyx mori), por ejemplo, tiene antenas con hasta 50.000 pelos sensoriales que le permiten localizar el rastro de la feromona sexual de las hembras con mucha precisión.

A partir de aquí, el experimento abre las puertas a un debate muy interesante: ¿podrían los insectos participar en tareas de rescate tras un desastre natural? ¿Se pueden entrenar para detectar, por ejemplo, el olor de un explosivo? Desde luego, la única limitación que existía hasta ahora al respecto -la de la modificación genética- hace tiempo que dejó de ser un impedimento para llevar estas ideas a la realidad.

Y de un robot muy pequeño, a otro muy grande: el gigante robot surcoreano da sus primeros pasos

[Más información: Publicación del estudio]

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