
Mi escasa fe en la Humanidad acaba de debilitarse un poco más tras descubrir el asesinato de HitchBOT, el robot autoestopista, que ha sido encontrado decapitado y con los brazos arrancados en Filadelfia (Estados Unidos).
Los humanos somos una especie cruel y agresiva que disfruta haciendo daño por placer, da igual que se trate de hermosos leones, o de adorables robots.
La historia de HitchBOT, el robot autoestopista, ha tenido un trágico final. Creado por el profesor universitario David Harris y su equipo de estudiantes, Hitch es un experimento sociológico y tecnológico.
El profesor Harris pretendía profundizar en la relación entre los humanos y los robots creando un androide autoestopista con el único objetivo de que la gente lo recogiese en la carretera y lo llevase hasta donde pudiese, para cruzar el país. HitchBOT estaba equipado con una cámara en los ojos, pantalla matricial para emitir mensajes, y diversos sensores, incluyendo un GPS para mantenerlo permanentemente localizado.
Tras recorrer con éxito Canadá, Alemania y Holanda, sin ningún incidente, HitchBOT se enfrentaba a su mayor reto, cruzar los Estados Unidos:
Comenzó su viaje en Boston, y durante las dos primeras semanas todo fue estupendamente:
HitchBOT hizo muchos amigos. La gente lo hospedaba en su casa para pasar la noche y recargar sus baterías, y luego lo acercaban unas docenas o cientos de kilómetros a su destino, abandonándolo en la carretera para que otro conductor lo recogiese:
Pero ayer ocurrió la tragedia: HitchBOT había sido agredido y no se podía reparar. Él mismo lo confirmaba en su cuenta de Twitter:
Oh dear, my body was damaged, but I live on
with all my friends. Sometimes bad things happen to good robots!
#hitchBOTinUSA
— hitchBOT (@hitchBOT) agosto 1,
2015
Una tuitera colgaba la imagen del asesinato:
Canada's hitchhiking robot lasts just two
weeks in US before getting decapitated. http://t.co/802FBRUMho #smh pic.twitter.com/0bJexW3igk
— Lauren O'Neil (@laurenonizzle) agosto
2, 2015
En Filadelfia, alguien le habría arrancado los brazos y se había llevado la cabeza. El robot autoestopista apenas pudo iniciar su viaje para cruzar Estados Unidos:
Una dura lección de vida que el simpático HitchBOT ha aprendido por las malas. No sabemos si la cabeza se la han llevado como recuerdo, o para aprovechar las pantallas matriciales, la cámara y el resto de la tecnología.
Miles de niños que seguían sus aventuras a través de la página web de HitchBOT se sienten ahora tristes y desconcertados. Incluso para un adulto, resulta difícil entender por qué alguien ha causado daño a un ser tan adorable e inofensivo:
La raza humana es así, cruel, despiadada e insensible con los más desvalidos.
Hasta siempre HitchBOT, ¡no nos guardes rencor allá donde estés!