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Millones de bolas de plástico para proteger un embalse

Victor Perez Rodriguez

Millones de bolas de plástico para proteger un embalse

A grandes males, grandes remedios. La ciudad de Los Ángeles acaba de cubrir uno de sus embalses con96 millones de bolas de plástico con el objetivo de evitar la contaminación del agua y, de paso, combatir la eterna sequía que vive California desde hace cuatro años.

El parque de bolas más grande del mundo no está en ningún centro comercial sino en un embalse. Concretamente en el embalse situado en Sylmar, uno de los barrios más septentrionales de Los Ángeles, que acaba de ser cubierto con 96 millones de pequeñas bolas de plástico, denominadas «shade balls» que van a ayudar a preservar la calidad del agua y evitar que se evapore.

Las bolas de plástico son un poco diferentes a las que se pueden encontrar en cualquier parque infantil y se han utilizado en los últimos años para todo tipo de cosas, como por ejemplo mantener a los pájaros lejos de zonas de agua próximas a pistas de aterrizaje o para evitar la evaporación de agua en operaciones de extracción de petróleo.

Los Ángeles sufre, al igual que el resto de California, una dramática sequía que dura ya cuatro años y ha obligado a emplearse a fondo a la administración local. Uno de los mayores problemas es la situación de los embalses, casi vacíos, donde se han detectado concentraciones preocupantes de bromato fruto de las radiaciones solares.

El bromato es un compuesto químico que se sospecha podría tener efectos cancerígenos y suele aparecer en embalses con niveles de agua muy bajos. El Ayuntamiento de Los Ángeles estudió colocar una lona enorme sobre el embalse, pero según sus estimaciones el proyecto hubiese costado alrededor de 300 millones de dólares.

Fue entonces cuando surgió la idea de utilizar estas pequeñas bolas de plástico negras que cortan el paso de la luz solar -incluida la ultravioleta- y protegiendo al agua del polvo, las aves, la fauna y todo tipo de reacciones químicas causadas por el sol, como la aparición del bromato. Por si fuera poco las bolas evitan la evaporación del agua.

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Cada una de las bolas de plástico cuesta 36 centavos, lo que ha reducido el coste de mantener apta el agua para el consumo humano a unos 35 millones de dólares. Las bolas tienen 10 centímetros de diámetro, están fabricadas en polietileno negro, están selladas herméticamente y tienen en su interior una pequeña cantidad de agua que actúa como lastre, para evitar que una racha de viento pueda convertir las simpáticas bolas en un peligro para cualquiera.

El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, participó el lunes en el lanzamiento de las últimas 20.000 bolas de plástico sobre el embalse de Sylmar destinadas a conservar la calidad del agua y, de paso, combatir la dramática sequía de California.

[Fuente: The Guardian]

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Etiquetas: agua