Un neurólogo explica por qué te duermes enseguida en el sofá, pero te cuesta un mundo en la cama

Las series no te duran ni cinco minutos cuando te pones a verlas en el sofá, antes de que se te cierren los ojos. Te vas enseguida a la cama, y te entra el insomnio. ¿Qué está ocurriendo?
Echarse una cabezadita en el sofá es una actividad muy común que no distingue edad o sexo.
Una pequeña siesta después de comer, o una cabezadita tras la cena, mientras ves tu serie favorita de Netflix, Prime Video, etc.
Sin embargo, inmediatamente después de despertarte te vas a la cama, y no consigues coinciliar el sueño. ¿Por qué ocurre esto? El neurólogo Karol Uscamaita lo explica en la web Rac1, en una noticia que nos llega vía Business Insider.
Es un comportamiento muy frustrante: caes sin esfuerzo en el salón, pero si te echas a dormir a la cama, tardas un eternidad. Los especialistas consideran este comportamiento como un episodio más de los trastornos de insomnio.
Y aquí no se puede echar la culpa al estrés, los nervios, la alimentación, el trabajo, etc. En este caso, es culpa nuestra, porque tiene que ver con los hábitos.
Hay mucha gente que no sabe que dormir no es solo una cuestión de tener sueño. También es una cuestión de hábitos. De cómo educamos a nuestro cerebro.
Según explica el neurólogo Karol Uscamaita, para dormirnos rápido en la cama el cerebro tiene que asociar la cama con el sueño.
El problema que tenemos en este caso, es que hemos educado mal al cerebro, enseñándole que el sofá del salón es el lugar para dormir.
Por esta razón cuando nos sentamos en el sofá después de comer o cenar nos dormimos rápidamente. Porque nuestro cerebro lo asocia con el sueño, y pone en marcha todos los mecanismos para dormirnos.
Al contrario, cuando vamos a la cama, no la asocia con dormir. Quizá porque también la usamos para ver la tele, para consultar el móvil o para leer.
La solución, por tanto, pasa por reeducar al cerebro. Y, afortunadamente, se puede hacer.
El doctor Uscamaita aconseja seguir estos sencillos pasos.
Son un muy fáciles de poner en práctica, pero hay que ser constantes y tener paciencia:
- No dormir nunca más en el sofá
- Después de cenar hacer actividades relajantes, y no usar el móvil o similar
- Cuando nos entre el sueño en el sofá, irse a dormir a la cama
- Si en 10 o 15 minutos no nos dormimos, volver a la actividad normal fuera de la cama
- Repetir el proceso hasta que dejemos de dormirnos en el sofá, y lo hagamos en la cama
Puede costar un poco, porque cambiar los hábitos de nuestro cerebro no es sencillo, pero acabaremos teniendo éxito.
La clave está en no dormir más en el sofá, y no hacer otras actividades en la cama, como usar el móvil o leer. Cada cosa en su sitio.
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Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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