Un equipo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Kaunas (Lituania) está trabajando en el desarrollo de un nuevo tipo de envase biodegradable, antimicrobiano y producido a partir de fuentes renovables con la capacidad de conservar los alimentos frescos durante más tiempo.

Un ciudadano europeo produce alrededor de 160 kg de residuos de paquetes de comida o bebida, y alrededor del 19% es plástico. De acuerdo con el equipo, "el packaging alimentario está hecho principalmente de diversos plásticos no biodegradables producidos a partir de fuentes no renovables". Además, no siempre es posible reciclarlos debido a que contienen sobras de comida, por lo que casi el 50% de los envases terminan en la basura. 

Por este motivo, para resolver esta problemática los científicos consideran que es necesario cambiar la actitud frente a los materiales que se emplean para el envasado de alimentos, comprometiéndonos con la búsqueda de nuevas alternativas que permitan que el embalaje de comida y bebida no se convierta en residuos, sino que se pueda degradar de manera natural para transformarse en abono.

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"Nuestro objetivo era crear envases biodegradables que puedan ayudar a mantener los alimentos frescos durante más tiempo, con propiedades antioxidantes y antimicrobianas", explica Paulius Pavelas Danilovas, miembro de la investigación. Con esta idea en mente, los científicos probaron compuestos fabricados a base de una película de celulosa combinada con aceites etéreos. 

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Los componentes activos de este tipo de aceite son muy eficaces para retener los radicales libres y enriquecer el material de envasado con propiedades antioxidantes. Gracias a esto, el compuesto resultante mantiene los alimentos frescos durante más tiempo. Después, para añadir el efecto antimicrobiano incluyeron en la ecuación partículas de plata, que permiten que el material sea más elástico y fuerte, a la vez que inhibe el crecimiento de los microorganismos.

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El resultado es un packaging alimentario que evita el desarrollo de bacterias y microbios, conservando la comida fresca durante más tiempo y que además se puede degradar en la naturaleza pasados dos años. En la actualidad el prototipo de este envase se está produciendo en una empresa lituana, y su comercialización podría acabar con los plásticos en un futuro próximo.