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Por primera vez, podemos ver cómo un agujero negro destruye una estrella

Simulación de un agujero negro desgarrando una estrella

Aunque la vida en la Tierra suceda con muchas prisas y estrés, las distancias del espacio hacen que su estudio sea una tarea que requiere mucha paciencia. 

Porque decir que un agujero negro ha devorado una estrella parece muy sencillo pero a los investigadores españoles y finlandeses que han sido testigos del fenómeno les ha llevado diez años conseguir ser capaces de registrar este fenómeno.

En enero de 2005 detectaron un brillante destello en el núcleo de la galaxia Arp 299-B, que se encontraba en proceso de fusión. En su momento pensaron que se trataba de una explosión supernova, pero después de diez años viendo como ese destello inicial se expandía y alargaba, han podido concluir que se trataba del agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de esta galaxia, expulsando un chorro de material tras haber desgarrado un estrella.  

Impresionante colección de fotos del espacio del telescopio Hubble

La mayoría de las galaxias albergan en su centro agujeros negros supermasivos, estos pueden llegar a contener miles de millones de veces más la masa del Sol, por lo que su campo gravitatorio es tan intenso que ni siquiera la luz puede escapar de ellos

Estos grandes depredadores del espacio pasan la mayor parte del tiempo "dormidos", es decir, sin devorar nada, lo que hace que esta oportunidad sea aún más relevante. 

"Hasta la fecha solo se han detectado unos pocos, pero hasta ahora nunca se había podido observar directamente la formación y evolución de un chorro a raíz de ellos" ha explicado Miguel Pérez-Torres, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que lidera el trabajo mano a mano con Seppo Mattila, científico de la Universidad de Turku en Finlandia.

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Cuando un agujero negro destruye una estrella, la mitad de la masa de ésta es absorbida, pero la otra mitad es expulsada al espacio, creando una inyección de material causante de el destello brillante que se detectó hace diez años y que, como muestra el gif animado, llegó a alcanzar un cuarto de la velocidad de la luz o, dicho de otra manera, unos 75 kilómetros por segundo. 

El equipo de Pérez-Torres utilizó para el estudio el Telescopio Nórdico (NOT) de las Islas Canarias y el telescopio espacial Spitzer de la NASA.

Esta observación puede ayudar a comprender cómo se desarrollaron las galaxias hace miles de millones de años, ya que, como indica el IAA-CSIC, este tipo de eventos fueron muy comunes en el universo temprano. 

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