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Los rusos descubren una forma de engañar a las máquinas tragaperras

Jakub Motyka

Un ruso consigue trucar unas máquinas tragaperras

Murat Bliev es un ruso de 37 años de edad que se ha tomado muy en serio la expresión de a ganar a ganar, pollo para cenar. Tras embolsarse más de 21.000 dólares en dos días jugando a las máquinas tragaperras, nuestro protagonista ha hecho saltar todas las alarmas en los casinos de Estados Unidos. Dicen que forma parte de una red internacional que ha encontrado la forma de engañar al azar.

La jugada en cuestión se detectó durante el mes de junio del año pasado, y tuvo lugar en el casino Lumière Place (Missouri, Estados Unidos). Entre los días 2 y 3 de ese mes en cuestión, una persona "armada" con un simple iPhone consiguió convertir sus pequeñas inversiones de 20$ en premios de 1.300 dólares; al cabo de dos días, nuestro ruso se había llevado más de 21.000 dólares de las tragaperras. Y todo ello sin despertar la más mínima sospecha.

El casino no se dio cuenta de la jugada hasta pasados algunos días, cuando empezó a investigar los extraños balances que mostraban sus máquinas tragaperras. Tras empezar a tirar del hilo, se descubrió que el coche que llegó a la puerta del casino había sido alquilado por el ruso Murat Bliev, quien pocos días después de desbancar a las máquinas ya había volado de vuelta a Moscú.

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Pero en lugar de tratarse de un hecho aislado, los investigadores han descubierto que no son precisamente pocos los casinos que han detectado premios excesivamente elevados en sus tragaperras durante los últimos años. Y en muchos casos las raíces de las trampas llevan directamente hacia Rusia.

Si el iPhone que Bliev llevaba en la mano tuvo algo que ver con su sospechosa suerte es, todavía a día de hoy, un absoluto misterio. Lo único sospechoso que han detectado los investigadores en la actitud del jugador delante de las máquinas son los prolongados intervalos de tiempo que se tomaba antes de hacer girar las figuras; daba la sensación de que estaba esperando para hacerlo solamente en el momento preciso. Quizás, y solamente quizás, el móvil era su guía a la hora de saber en qué momento pulsar el botón.

De hecho, una detención previa de uno de los miembros de la supuesta organización rusa que está detrás de estas trampas reveló que los jugadores utilizaban el móvil para enviar vídeos de las máquinas a personas que estaban en San Petersburgo. Es de suponer que, en base al funcionamiento de cada máquina, los jugadores recibían instrucciones exactas con los pasos a seguir para llevarse el premio.

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Lo más peculiar de toda esta historia es el origen que se esconde detrás de la afición que los rusos han desarrollado a hacer trampas en las máquinas tragaperras. Resulta que todo se empezó a cocer allá por el año 2009, cuando el Gobierno de Vladimir Putin decidió poner fin a la práctica totalidad de los juegos de azar en territorio ruso; la ley obligó a muchos casinos a vender a precio de saldo sus máquinas, y unos pocos avispados aprovecharon la ocasión para hacerse con muchas de estas máquinas con la única finalidad de investigar sus puntos débiles.

Parece que la inversión ha empezado a dar sus frutos, ya que desde hace años los casinos están detectando un preocupante crecimiento en la actividad de las bandas organizadas rusas que se dedican exclusivamente a aprovecharse de los puntos débiles de los casinos. En el año 2011, la empresa de máquinas de azar Novomatic reconoció que alguien había conseguido aprovecharse de un agujero en el algoritmo de buena parte de sus tragaperras.

Este "agujero", en realidad, no es otra cosa que el punto débil que tiene todo algoritmo: tarde o temprano, siempre aparece algún patrón, por muy aleatorios que sean los números que se generen en el código fuente. Alguien con mucha paciencia -y muchas máquinas para poner en práctica las pruebas- puede acabar encontrando un patrón que dispare las posibilidades de ganar un premio en la máquina. Los rusos, parece ser, han dado en la diana.

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[Fuente: Wired]

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Etiquetas: dinero, juegos