Es un plan ambicioso, pero que empieza a parecerse más a las ciencia ficción que a lo que sabíamos hasta ahora de naves espaciales. Ha sido propuesto por la NASA y una de sus empresas colaboradoras, NexGen Space LLC, y su objetivo no podría ser más claro: crear una base en la luna para 2022.

Y lo más curioso es que esa base no sería un agujero negro de recursos, sino que de hecho sería más bien al revés. La base en la luna para 2022 sería en realidad una estación de servicio en la que los cohetes podrían abastecerse de combustible en otra estación en órbita, antes de volver a emprender su camino. Camino que podría volver a llevarlos a Europa, la luna de Júpiter.

En realidad todo el plan es bastante más complicado de lo que suena. Como ya habéis visto, el envío de material y combustible desde la Tierra es un asunto complicado que tiende a salir mal. Los intentos de SpaceX (otra de las compañías aliadas con la NASA) por avituallar la Estación Espacial Internacional no terminan de salir bien, así que no estaría de más darle una vuelta al problema, al más puro estilo de la Agencia: conviertiendo los problemas en oportunidades. 

Así que el objetivo de la base en la Luna sería encontrar hidrógeno en los polos del planeta. Este hidrógeno podría ser procesado en la misma estacion, y convertido en combustible. Una vez refinado, se enviaría a un satélite en órbita alrededor del planeta, que serviría a partes iguales de almacen y de gasolinera, abasteciendo a las naves por última vez antes de lanzarse definitivamente al espacio. 

Este plan se une a otros similares que marcan una tendencia clara en la NASA: hacer de los procesos extraplanetarios una realidad, abaratando costes de lanzamiento, disminuyendo el riesgo para los astronautas y tripulantes y en general, mejor idea. Otra de las ideas de la NASA para abaratar costes es sustituir a los obreros por arañas robóticas espaciales.