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¿Es más sostenible comer pescado o carne? Esto dice la ciencia

Cristina Fernández Esteban

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La huella de carbono asociada con la ganadería ha llevado a muchos consumidores a renunciar o reducir su consumo de carne. Optar por el pescado se tiene a considerar una alternativa más sostenibles, pero en algunos casos, este producto puede tener una huella ambiental mucho mayor de la que se puede esperar.

Cuando se trata de comer de forma sostenible está claro que filetes y hamburguesas  no son lo mejor para el planeta.

La ganadería se posiciona como uno de los sistemas de producción alimenticia que más contribuye al calentamiento global. En parte por las emisiones de metano (CH4) provocadas por los rumiantes, a lo que se suma el CO2 resultante de la transformación de la tierra en pastos o de las emisiones de vehículos como tractores o camiones.

En España las granjas son responsable del 9,14% del total de emisiones de Gases de Efecto Invernadero.

Aunque la huella de aves y cerdos sea menor que la de vacas y corderos, sigue siendo un desastre ambiental. Por ejemplo, la enorme producción de soja mundial que se destina a su alimentación, está contribuyendo a la deforestación de los bosques. 

Teniendo en cuenta todos los factores implicados en el impacto ambiental de un alimento, de manera general losvegetales producen el menor número de emisiones. Por lo que para reducir la huella de carbono de tu plato los científicos están de acuerdo en que una dieta basada en plantas que limite la carne, es la opción más conveniente.

Sin embargo, seguir una dieta tan restrictiva como la vegana no es factible para todo el mundo. 

¿Qué pasa, entonces con el pescado? Tu pedido de sushi o tu salmón a la plancha ¿son realmente una alternativa sostenible u otro crimen para el planeta? 

Cómo de sostenible es comer pescado

El pescado es un alimento que aporta nutrientes esenciales para tu salud. Además es una buena fuente de proteínas de alta calidad si no se quiere recurrir a la carne.

Pero, ¿puede considerarse también una alternativa amigable para el planeta? La respuesta no es tan sencilla. 

En general, los productos derivados de la pesca tienden a tener una huella de carbono menor que los  de granja. —Ya que no requiere tierras de cultivo o cría de ganado—. Pero como en todo hay excepciones.

El salmón de piscifactoría genera emisiones similares a las granjas de aves o cerdos. La mayoría derivadas del uso de alimentos para peces, lo que se traduce en unos 5 kilogramos de emisiones por kilo de pescado (cuando las aves se colocan en los 6 kg).

A lo que se suman otros  daños ambientales. El cultivo de salmón está arruinando los ecosistemas marinos debido a la contaminación, los parásitos y las altas tasas de mortalidad de peces, y generando costes millonarios cada año.

Las emisiones generadas por la acuicultura son impulsadas en gran medida por la alimentación de los ejemplares. 

Los peces de cultivo comen una combinación de plantas y restos animales. Cada ingrediente necesita energía para ser generado y transformado en los gránulos que comerán los peces. Lo que conlleva esa huella.

Pero, la cría de moluscos, como almejas, mejillones u ostras, no tiene este problema porque se alimentan por filtración. Lo que les convierte en una opción más eco friendly.

Y qué sucede con el pescado salvaje. Una vez más depende del tipo.

El 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la captura en libertad provienen del uso de combustible de las embarcaciones.  

Especies pequeñas como la anchoa, el arenque  o la caballa, son las opciones de pescado más sostenibles en relación a estas emisiones, según un estudio de 2015 recogido por la fundación Oceania. Este tipo de pescado tiene una media de 80 litros de combustible por tonelada de captura.

Sin embargo, las cifras se disparan cuando se trata de ciertos mariscos. 

Así, la captura del langostino tigre australiano o la cigala conllevan quemar más de 10.000 litros de combustible por tonelada de captura. Las redes y trampas que se utilizan son mucho más pesadas que otras variedades y conllevan mayor gasto de combustible.

Otro estudio de 2018, publicado en Nature Climate Change, encontró que la pesca de langosta y camarón pueden producir incluso más emisiones que las granjas de aves y cerdos.

Y no todo son emisiones de gases de efecto invernadero

Además hay otros factores ambientales que van más allá de las emisiones. Buena parte de las operaciones de pesca comercial utilizan métodos como el arrastre, que después son desechados. Lo que alimenta laingente masa de plástico que inunda los océanos.

La pesca también suma otros problemas como la captura de especias que no se necesitan (por el arrastre) y que después se arrojan moribundas a las aguas (lo que incluye tortugas, aves o tiburones entre otros animales) o la sobrepesca.  Se estima que al ritmo actual de pesca comercial la mayoría de peces destinados al consumo humano podrían desaparecer para 2048.

Puede que todo esto deje un poco abrumado. Entonces, ¿deberías comer o no pescado si buscas reducir tu impacto en el planeta? 

La opción más sostenible será siempre una dieta basada en vegetales. Ahora bien, si no es una alimentación que se adapte a ti, el pescado puede ser una alternativa más amigable para el medio ambiente que la carne de res, si buscas una menor huella. Sobre todo en el caso de moluscos, y pescados azules pequeños, que además tienen el extra de aportarte menos mercurio al organismo.

Este artículo fue publicado en Business Insider España por Cristina Fernández Esteban.

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