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Tener ciclos irregulares de sueño puede ser un síntoma temprano de Alzheimer

Andrea Núñez-Torrón Stock

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Según datos de la OMS, en el mundo entero existen cerca de 50 millones de personas que padecen demencia, y cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos. De todos ellos, el Alzheimer acapara entre un 60% y un 70% de los casos, acaparando la atención de los investigadores y la comunidad científica para detectar de forma temprana sus síntomas, proporcionar mejores tratamientos y prevenir o retrasar su aparición.

Ahora, una reciente investigación de la Universidad de Washington en San Louis revela que los ritmos circadianos interrumpidos e irregulares, manifestados en ciclos cortos de sueño durante la noche o el hábito de tomar siestas diurnas pueden constituir un síntoma temprano de Alzheimer. Para llegar a esta conclusión se rastrearon los ritmos circadianos en 189 adultos, con una edad promedio de 66 años, que no mostraban síntomas de ningún deterioro cognitivo.

Del total de usuarios del experimento, 139 de ellos no mostraron síntomas. La gran mayoría presentaba ciclos regulares de vigilia y sueño, mientras que un porcentaje tenía alteraciones circadianas relacionadas con el envejecimiento o la apnea del sueño. Se evaluaron los rasgos preclínicos del Alzheimer a través de tomografía por emisión de positrones (PET) o el muestreo de líquido cefalorraquídeo.

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Los sujetos de la prueba emplearon un monitor de actividad durante 7 a 14 días, responsable de medir la frecuencia con la que se despertaban de noche o las siestas que tomaban durante el día. Los participantes también redactaron un diario completo de sueño cada mañana. Así, se descubrió que los afectados con la enfermedad de Alzheimer preclínica presentan un número más alto de interrupciones en sus patrones de actividad circadiana, con períodos aumentados de sueño o inactividad durante el día y más períodos de actividad a lo largo de cada noche.

El estudio no pretende sembrar el pánico ni establecer una correlación directa entre despertarse con frecuencia por la noche y padecer Alzheimer, sino que brinda más herramientas para identificar a los pacientes en riesgo de desarrollar la enfermedad con mayor antelación.

Corrigiendo los patrones de sueño en las etapas preclínicas podría ser útil para retrasar la aparición de la enfermedad, que puede afectar al cerebro incluso dos décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos. Los autores del estudio subrayan el potencial del mismo para desarrollar terapias de mejora del sueño que redunden, no solo en la calidad de vida, sino para dilatar la llegada del Alzheimer.

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De forma paralela, los autores del estudio también desarrollaron un estudio separado en ratones, que reveló interrupciones similares en los ciclos normales del sueño. Estas aceleraron el desarrollo de placas amiloideas en el cerebro, un fenómeno vinculado a la aparición de Alzheimer.

Existen diversos factores de riesgo en nuestra vida que pueden propiciar la aparición de esta enfermedad neurodegenerativa. Para evitar el Alzheimer es recomendable una mejor educación en la infancia, tratar la depresión, hacer ejercicio, controlar la diabetes o prevenir la obesidad, entre otras.

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Etiquetas: Deporte