Llega el buen tiempo y apetece comer más verduras frescas. La lechuga es una de las más populares, por su sabor agradable que combina bien tanto con aceite como con vinagre. Pero como la mayoría de las verduras, tiene un problema: se estropea rápidamente.

Todo lo bueno que tiene la lechuga fresca se convierte en desagradable cuando pasan unos días. Las hojas se vuelven amarillentas, encogen, pierden el sabor y se ponen blandas. No son muy agradables de comer.

Por suerte, hay una solución. Vamos a explicarte un truco de experto para mantener la lechuga fresca y crujiente que nos llega a través de la web The Spruce Eats, vía TICBeat.

En primer lugar, la forma más sencilla de conservar las verduras es meterlas en un recipiente de plástico o cristal, con agujeros. Esto es porque la lechuga necesita poca humedad y aire corriente para conservarse. Si la dejas cerrada dentro de una bolsa o cajonera, se estropeará rápido.

Pero si quieres que la lechuga se conserve fresca y crujiente el mayor número de días posibles, debes usar el siguiente truco. Es un poco elaborado, pero merece la pena.

En primer lugar, hay que limpiarla bien. Cortamos el extremo del tallo y separamos las hojas. A continuación las sumergimos en agua fría y las agitamos levemente para eliminar la tierra o restos de suciedad.

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Extiende las hojas en una ensaladera o colador, y deja que escurran todo el agua. Puedes usar una centrifugadora de verduras si la tienes, solo cuesta 10 euros.

Coloca la lechuga en un recipiente agujereado (te sirve la propia canasta de la centrifugadora) y tápalo con un paño húmedo, o papel absorbente ligeramente humedecido. Mételo en la nevera.

Usando este truco la lechuga se conservará fresca y crujiente entre 3 y 5 días. ¡Pruébalo!

Es importante que el paño o el papel absorbente estén siempre húmedos, para que la hoja no se ponga lacia. Hay que mojarlos o cambiar el papel, si es necesario. Comerás sano y reducirás las visitas al supermercado.