Averías muy costosas por ir demasiado lento en carretera para ahorrar gasolina
Con la subida de los carburantes, muchos conductores han decidido dejar de pisar el acelerador para así ahorrar gasolina en cada viaje. El problema es que ir demasiado lento, a muy bajas revoluciones, también tiene su coste. A veces es peor el remedio que la enfermedad.
Todos somos conscientes de lo carísima que está la gasolina y el diesel. Es algo que nunca habíamos visto, sobrepasando los 2 euros en muchas gasolineras. Quien nos lo iba a decir cuando en plena pandemia el precio de estos combustibles no pasaba de los 90 céntimos.
Por desgracia la vida sigue y, según este 2022, eso significa que vivir es más caro que hace unos meses. El IPC por las nubes, la luz y el gas disparados, y los combustibles siempre al alza, por mucha ayuda de 20 céntimos que intente ayudarnos.
Esto ha hecho que los conductores hayan comenzado a cambiar sus hábitos al volante. Y ese acelerón que solíamos meter a la entrada de la autovía ahora es una ligera aceleración para alcanzar la velocidad indicada. Si la vía es a 120 km/h lo mejor será ir a 110 para ahorrar, ¿cierto?
Si bien es cierto que a menor velocidad y menores revoluciones, los vehículos consumen menos, llevar el coche a muy bajas vueltas puede provocar diferentes averías. Y ninguna barata, como nos recuerdan nuestros compañeros de Autobild.
El truco de ir lentos para consumir poco combustible se puede cobrar víctimas mortales con respecto a los componentes del vehículo, como te decíamos. Y estas son algunas de las averías que podemos sufrir por llevar el coche casi a ralentí.
Averías por circular demasiado lento con el coche
El elemento que tiene todas las papeletas de averiarse por este hábito de conducción es el filtro antipartículas. Circular a una velocidad media o baja hace que en la combustión se produzca más hollín del habitual y que no se queme.
El hollín va a parar al filtro, que lo retiene para que no salga al exterior y la acumulación es cada vez mayor, lo que provoca que el sistema lleve a cabo regeneraciones automáticas de manera recurrente, sufriendo un mayor desgaste y dando fallos. El arreglo puede ser de 2.000 €.
La válvula EGR (Exhaust Gas Recirculation) se encarga de la recirculación de gases y su función es la de reducir las emisiones contaminantes, sobre todo las de NOx. Todos los diésel nuevos lo tienen y empieza a ser cada vez más común en los gasolina.
Su funcionamiento es sencillo: redirige parte los gases de escape de nuevo a la cámara de combustión, los quema y así reduce las emisiones y ayuda a rebajar la temperatura del motor.
El problema radica en que, si se circula a una velocidad de 100 km/h, en marcha larga y a bajas revoluciones, la combustión no es tan eficiente y, de nuevo, la acumulación puede llegar a bloquearla.
Si ocurre, no es que sea un paso por taller precisamente barato: puede llegar a suponer más de 500 euros, aunque el precio varía en función de lo fácil que sea acceder a ella para desmontarla y reemplazarla.
Y para terminar tenemos el turbo. El turbo puede averiarse por diversas causas, entre ellas que le llegue carbonilla, algo que hará necesario limpiarlo o incluso reemplazarlo porque rompa. Esta avería son varios miles de euros.
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