Las cinco características que no debe tener tu próximo coche

El sector del automóvil ha evolucionado como casi ningún otro. Con el paso de las décadas, los coches (principalmente) han ido tecnificándose hasta niveles nunca vistos. Ahora mismo un coche que sale del concesionario lleva más semiconductores que un ordenador de hace dos décadas.

Pero esto no significa que todo sea mejor. Tanto si compras un eléctrico, un deportivo o un todoterreno, hay cinco fallos que pueden cometer. De estas cinco características nadie te salva, solo el ir al concesionario y comprobar que adolecen de estos claros errores.

Por lo demás, no nos confundamos, el coche moderno es mucho mejor que su hermano del pasado siglo. Es más seguro en carretera, es más eficiente y es más respetuoso con el medio ambiente (de media).

Da igual si estás viendo un eléctrico o un deportivo de 300 CV, echa un ojo a la lista y no cometas el error de comprarte un coche que adolezca de estas características tan molestas. Entre todo podremos acabar con estas modas pasajeras.

Cinco características que nadie quiere en su deportivo, eléctrico o compacto

Tubos de escape falsos: Esta moda la siguen muchas marcas de coche. Como ves en la foto que tienes sobre estas líneas, compañías como Mercedes lo que hacen es dibujar en el paragolpes trasero del coche bonitos tubos de escape.

Para ello adornan la moldura, ponen elegantes y llamativas salidas cromadas... y todo para ser solamente un parche estético. El tubo de escape real está por debajo del coche, escondido de la vista de los que adoran un buen tubo de escape. Paremos esta moda.

Falsas entradas de aire: Hay otra forma de diseño sin sentido para hacer que los coches parezcan más agresivos de lo que realmente son. Las rejillas de ventilación o las entradas de aire indican que hay un buen motor bajo el capó o que el coche tiene un diseño ideal que hace poca resistencia al viento.

Pero, en realidad, estas entradas de aire son falsas: están tapadas y no dejan pasar nada de aire. Esta tendencia no es especialmente nueva, ya que el Mini Cooper S R56 de 2006 presentaba una falsa salida de aire en el capó que se rellenaba con una pieza de plástico negro.

Asistentes de voz: El reconocimiento de voz en nuestros teléfonos y en el hogar puede ser genial. Hablar con Alexa, de Amazon, es una forma práctica de programar temporizadores mientras se cocina, y Siri hace que sea más seguro llamar a un amigo mientras se conduce.

¿Pero los sistemas de reconocimiento de voz de los fabricantes de automóviles? Son muy malos. Suelen fallar, no reconocen bien la voz... y las marcas no se molestan en lanzar actualizaciones que mejoren la calidad del asistente, a diferencia de Google o Amazon.

Controles táctiles en el volante: No es solo una queja sobre la tecnología moderna, sino un auténtico problema de seguridad: el interior de un coche no es lugar para controles táctiles hápticos.

El uso por parte de Volkswagen de botones táctiles en el volante y el salpicadero de su ID.3 eléctrico y del Golf de octava generación es quizá el ejemplo más destacado del fracaso tecnológico. Como resultado, VW se ha comprometido a recuperar los botones físicos para futuros modelos.

Pantalla sin control táctil: El Aston Martin DBX es uno de esos coches, en el que tocar la pantalla no hace más que dejar una huella. En su lugar, hay que navegar por la consola de infoentretenimiento utilizando un trackpad y una rueda de desplazamiento de Mercedes de la generación anterior.

Esto era típico en los coches con pantalla en los años 2016/2017/2018,pero ya no, gracias al cielo. El infoentretenimiento del coche consiste en encontrar el equilibrio entre los controles táctiles y los botones táctiles. Hoy día casi cualquier coche nuevo tiene una pantalla táctil.