Cómo cambiar y revisar el líquido de frenos en tres sencillos pasos

El mantenimiento de nuestro vehículo es vital para obtener un óptimo rendimiento. Pero en muchas ocasiones, no le dedicamos toda la atención que merece. Ya sea por pereza, porque estamos muy ocupados, o porque no sabemos hacerlo, no llevamos a cabo revisiones que apenas tardan 5 minutos, y pueden beneficiar a nuestro coche... y a nosotros mismos. Vamos a ver cómo revisar y cambiar el líquido de frenos en tres sencillos pasos.
El líquido de frenos es el encargado de transmitir la fuerza que ejercemos en el pedal de freno a la pastilla que hace que el disco de frenos pare las ruedas, deteniendo el coche.
Para que funcione en óptimas condiciones el líquido de frenos tiene que estar a una determinada temperatura de ebullición. Este valor se reduce un 10% al año, porque dicho líquido se deteriora. Noelia López, redactora de Auto Bild, nos explica cómo revisar y cambiar el líquido de frenos en tres sencillos pasos.
En primera lugar tenemos que revisar el estado del líquido de frenos, para determinar si hay que cambiarlo, renovarlo, o podemos seguir con él.
Estos son los pasos que hay que llevar a cabo:
- Abre el capó (siempre con el motor apagado y frío) y localiza el depósito del líquido de frenos (suele estar en el lado del conductor)
- Comprueba la cantidad de fluido que contiene. Lo habitual es que se observe a simple vista; debes cerciorarte de que el nivel se encuentra entre los indicadores mínimo y máximo.
Si no se ve fácilmente, retira el tapón e introduce una varilla para comprobar el nivel. - Verificamos el color del líquido de frenos. Debe ser ligeramente transparente y amarillento. Si tiene una tonalidad marrón indica que es muy viejo y que ha llegado el momento de cambiarlo.

Cómo cambiar el líquido de frenos
Cambiar el líquido de frenos es una operación sencilla, pero hay que saber lo que se hace, especialmente a la hora de comprar el componente adecuado.
En el manual del coche debes buscar el tipo de líquido de frenos que usa (DOT 3, DOT 4, DOT 5.1), así como el punto de ebullición (205ºC, 230ºC, 260ºC).
El vaciado del depósito depende del sistema que use el vehículo. El más común es el desagüe por gravedad, en donde hay que quitar el tapón para que el líquido salga por su propio peso. Pero otras soluciones más modernas permiten extraerlo por presión o succión.
Tras recoger en un recipiente el líquido sobrante, rellenamos el depósito hasta una cantidad que quede entre las marcas de mínimo y máximo que son visibles.
Es un proceso sencillo, pero si no lo ves claro en cualquier taller lo llevarán a cabo en unos minutos.
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Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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