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Así consigue Porsche convertir hidrógeno en gasolina

Noelia López

Porsche convierte hidrógeno en gasolina
Porsche premia una idea que convierte hidrógeno en gasolina y promete darle apoyo para que se convierta en una alternativa real a los combustibles fósiles.

El hidrógeno está considera como una de las alternativas con más posibilidades para sustituir a los combustibles fósiles. El problema es que su uso es todavía demasiado elevado. Porsche tiene un truco para abaratarlo: convertir hidrógeno en gasolina.

El hidrógeno verde se considera uno de los componentes más importantes de la transición energética buscada en todo el mundo. Generado por electrólisis sin emitir gases de efecto invernadero, a partir de energías renovables como la eólica o la solar, desempeñará un papel transformador esencial en muchos ámbitos de la economía, desde la industria del acero hasta la producción de vidrio. 

Uno de los retos es cómo conseguir suficientes cantidades de hidrógeno verde de forma económicamente viable. Por ello, las exportaciones desde regiones como España, Oriente Medio, África y Australia desempeñan un papel fundamental. 

Sin embargo, el almacenamiento y el transporte de este gas altamente volátil ha resultado difícil hasta ahora. Como solución, la empresa Hydrogenious LOHC Technologies, con sede en la ciudad bávara de Erlangen, ha desarrollado un proceso con el que el hidrógeno verde se une a un aceite. 

"Embutido en aceite, el gas puede almacenarse y transportarse en condiciones ambientales. Después se libera y el aceite se reutiliza para la siguiente carga", explican los responsables del proyecto.

El Dr. Andreas Lehmann, Director de Estrategia de la empresa, destaca las posibilidades para comercializar la tecnología. "Podemos utilizar todos los elementos que ya existen en la infraestructura de los combustibles convencionales, como el gasóleo, incluidos los depósitos del carburante, los surtidores y los camiones cisterna".

Además, el aceite es sumamente estable y seguro porque puede manipularse y almacenarse en condiciones ambientales. No es explosivo, volátil ni emite vapores corrosivos tóxicos, como ocurre con el amoníaco.

El proceso se está probando actualmente en múltiples instalaciones de pruebas. La mayor está prevista en el CHEMPARK de la ciudad de Dormagen, con una capacidad de almacenamiento prevista de cinco toneladas diarias. "Eso significa que hemos alcanzado una escala industrial", señala Lehmann.

Este artículo fue publicado en Autobild por Noelia López.

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